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España España · Granada
Voto de Kikivall:
7
Thriller. Drama El policía Stéphane Ruiz acaba de unirse a la BAC, la Brigada de Lucha contra la Delincuencia de Montfermeil, un suburbio al este de París. Allí conoce a sus nuevos compañeros, Chris y Gwada, dos agentes experimentados en las enormes tensiones que existen entre los distintos grupos organizados que operan por el control del problemático barrio.
23 de febrero de 2020
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es ante todo una obra de denuncia social en la actual y multicultural Francia. La acción comienza con tres policías entre los cuales va un agente novato de nombre Stéphane, recién aterrizado en la Brigada de Lucha contra la Delincuencia (B.A.C. en francés). Una vez allí, Stéphane empieza a entender que lo habitual de sus compañeros es saltarse la normativa y tomarse la ley por su mano. Sus compañeros, los otros dos policías, Chris y Gwada, son agentes con experiencia en afrontar las tensiones entre los distintos grupos organizados por el control del barrio y se han ganado cierto respeto de parte de los lugareños a base de violencia y de cierta complicidad con los capos de la zona. Trabajan en Montfermeil, un suburbio al este de París.

Estamos pues ante un film sobre los problemas sociales y raciales en el «banlieu» de París; en el suburbio de Montfermeil, justo donde Victor Hugo alumbró «Los miserables» y donde el escritor halló inspiración para escribir esas 1.200 célebres páginas en 1862. Y una frase que el director Ladj Ly toma a modo de epílogo: "No hay malas hierbas ni hombres malos, solo malos cultivadores". Esta frase, escrita por Victor Hugo en su célebre novela, le sirve a Ly para cerrar una obra que guarda más similitudes con la novela de V. Hugo de las que puede parecer prima facie.

El film es la ópera prima de su director Ladj Ly, de origen maliense criado y que sigue viviendo en Montfermeil, una de las ‘banlieues’ parisinas más abandonadas por las instituciones francesas, donde los ‘miserables’ de Hugo comparten localidad, heridas y miserias con los de ahora. Montfermeil continúa siendo un suburbio de París y la película se centra en ese entorno con sus mafias locales, el integrismo islámico incipiente, los jóvenes de la calle, la desesperación, el ruido y hasta la euforia malsana de un Mundial de fútbol que gana Francia y hace estallar al pueblo, incluso a los pobres de Montfermeilque encuentran un nexo de unión en el sacralizado deporte.

Ly tiene la estimable experiencia de vivir en ese gueto donde los abandonados se asientan bajo un orden propio y unas autoridades que no tienen que ver con las que mandan en el centro de París. Tiene, así, la película un aire de thriller donde los problemas sociales resultan más que evidentes; y tiene además algunas vagas resonancias de Víctor Hugo. Ly centra el relato en la brutalidad policial existente en el barrio donde creció. Tiene un interesante y trabado guion que muestra lo que los medios y los políticos franceses callan. Y lo hace con humanidad y una mirada menos maniquea que la de quienes abanderan la objetividad: "En la película he querido mostrar que las víctimas no son solo la gente que vive allí, sino los policías también, lo cual no excusa la brutalidad policial".

Como ha manifestado Ly, lo que él conoce de primera mano “es el hastío social y la violencia sistemática”, lo cual dio lugar a los altercados de 2005 después de que dos jóvenes africanos fuesen asesinados por la policía francesa. A esto siguieron semanas de protestas en esos barrios de extrarradio donde el fuego y la ira conformaron un escenario que daba de algún modo al de Los Miserables. Según Ly: "A través de la violencia callejera los políticos escuchan o al menos lo fingen durante un tiempo". Además, afirma Ly: "Si hubiese hecho una comedia no habría habido problema. Pero tocar el extrarradio en Francia es un tabú. No le gusta a nadie que lo muestres y menos como lo he hecho yo". Todo el metraje es tenso, con un exceso de policialidad, con comportamientos desmedidos de parte de los agentes.

Una meritoria fotografía de Julien Poupard carga de realidad los tremendos acontecimientos y un excelente reparto donde Damien Bonnard, Alexis Manenti y Djibril Zonga encarnan con verismo y eficiencia a los tres agentes de policía; Isaa Perica y Al-Hassan Ly muy bien como los dos principales niños; y acompañando en línea de calidad Jeanne Balibar o Steve Tientcheu.

Este film es la evidencia de que en Francia, si no se acierta con medidas efectivas, allí donde hace falta, en los barrios marginales y las etnias mal consideradas, "una chispa hará que todo salte por los aires". En esta película la chispa empieza con la travesura de un chaval de trece años que roba una cría de león en un circo de gitanos. Y la cosa tiene un final de furia y sangre que no lo protagonizan los adultos sino los niños y adolescentes. Resumiendo en palabras de Ly: "Realmente, los terroristas no son los que reconocemos como terroristas, sino la clase política y los medios. Son los que encienden la mecha para que la situación se vuelque dentro de los barrios y su gente sea la única víctima".
Kikivall
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