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España España · Granada
Voto de Kikivall:
8
Drama Tras haber luchado en la Primera Guerra Carlista, Martín vuelve a su caserío familiar en Guipúzcoa y allí descubre con sorpresa que su hermano menor, Joaquín, es mucho más alto de lo normal. Convencido de que todo el mundo querrá pagar por ver al hombre más grande sobre la Tierra, ambos hermanos se embarcan en un largo viaje por Europa en el que la ambición, el dinero y la fama cambiarán para siempre el destino de la familia. Una ... [+]
16 de febrero de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película con un distinguido gusto visual y un altísimo nivel técnico que deviene una obra formalmente impecable, sin caer en una estética empalagosa. Nos lleva a recónditos tiempos e incluso al margen del tiempo, como ocurre con el personaje principal, un gigante utilizado a modo de atracción de feria en una época crispada donde sólo permanece la tierra que le vio nacer y le verá morir: el caserío.

Es una cinta que se hunde en las raíces de la vascongada profunda, a caballo entre el siglo XVIII y XIX, más en este último, que nos habla de un contexto carlista y recóndito. Es una película para un público selecto y un espectador esteta.

La dirección de Jon Garaño y Aitor Arregi consigue construir una película a modo de ‘road movie’ por un espacio misterioso y lleno de espiritualidad, por una Europa incipiente y convulsa, y el monstruo paseando su soledad. Cinta hermosa y de calado en la cual la realidad resulta de transitar por un mundo legendario y mágico, imágenes con aroma de cuento y un grandísimo gusto visual y musical, y dotada de estética y atmósfera. Arregui y Garaño nos hablan también de la relación fraterna, de los dos hermanos expuestos a los celos o la rivalidad, y nos describen este universo angustioso con complejidad, sutileza y verdad, en un ejercicio de gran nivel que expone esas cuentas del espíritu que nunca se amortizan.

Excelente el guión escrito a cuatro manos plagado de tintes enigmáticos, dolor y fábula; libreto medido, sin afectación ni pretenciosidad. Pero sobre todo una narración que a pesar de su tono pausado, de su ritmo sin tiempo, nos mete en la pantalla de principio a fin. Película con un detallismo poético que se quiere leyenda del propio mito que relata, cuento que es relato fiel de una historia veraz del pasado, pero que es igualmente leyenda de cualquier época posible.

Muy buena y alegórica la música de Pascal Gaigne y maravillosa la fotografía de Javier Aguirre cuya cámara da fe de su propia sorpresa de forma minuciosa, precisa y sonámbula.

En el reparto destaca un expresivo y eficiente Joseba Usabiaga, la revelación que es Eneko Sagardoy con una mirada y una expresividad mayúscula, y actores de lustre, sin olvidar al al gigante real-figurante, un argelino ex-jugador de baloncesto de 2,32 metros y nombre Saad Kaiche.

Mientras el Gigante es la magia, la religiosidad y la superstición, Martín es la modernidad y el progreso, ambos enfrentados, pero ambos dependientes el uno del otro. Esa es tal vez la idea prínceps del film, los tradicionalistas carlistas versus los innovadores isabelinos. Miguel no quiere cambiar y, empero, no deja de crecer; Martín quiere huir al Nuevo Mundo americano, pero su brazo inválido es todo un hándicap. Es también lo bucólico frente a lo urbano, aunque a decir verdad, no se idealiza en absoluto el mundo rural que se presenta como un escenario duro y terrible.
Kikivall
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