El Allen de este periodo es un verdadero esteta; muestra de ello es esta "September", cuya monocromía en tonos crema recrea un retrato de ensueño. Llegado cierto momento, las luces se apagan y todo queda sumido en una luz dorada, los personajes parecen atravesar la puerta a un mundo irreal, en el que los sentimientos se magnifican. Es, de alguna forma, un tipo de realismo mágico.

La laberíntica trama sentimental y familiar se mueve dentro del existencialismo propio de otras cintas cercanas a este periodo, recreando un tono cínico a la par que melancólico, retratando a unos personajes con un cierto aire a rancia familia colonial, encerrados en una casa que, de alguna forma, ejemplifica las mentes de los protagonistas, que abren la boca y desatan tormentas.