Supongo que será difícil encontrar una película más pobre que ésta dentro de la filmografía de John Ford. Prácticamente todo en ella es mediocre (salvo la fotografía, faltaría más), pero destacan sobremanera unas escenas de acción paupérrimas (la del final es de traca), unos diálogos inverosímiles y soporíferos, unos decorados irrisorios y un guión que no da más de si.

No son pocas las ocasiones en que viendo la película me pregunto en que estaba pensando este buen director para haber realizado tan floja labor con sus actores, no se salva ni el apuntador (si acaso Vera Miles), aunque en el caso de John Wayne no me sorprende en absoluto ya que su labor interpretativa está a la altura de mitos como Stallone o Schwarzenegger.

La verdad es que no logro entender que ve la gente en este largometraje para otorgarle una nota tan alta, de hecho, si no fuera por sus ilustres protagonistas y por quien está detrás de la cámara, pasaría perfectamente por un telefilm de vaqueros e indios de sobremesa. Y supongo que esa será la razón por la cual no le doy una nota más baja.

Por último, no me puedo olvidar de comentar la sesgada visión de la realidad que acompañó a toda la carrera de Ford y Wayne, incapaces de darse cuenta de que los malos de la película jamás fueron los indios americanos.