Esta película se distingue por la mano maestra de su Director. La atmósfera es sumamente poética, misteriosa y dramática. El colorido y el encanto oriental, en los atavíos y la música están presentes y si bien los sueños -ocho- son independientes, tienen el sello común de la dirección única. Una sola palabra más: es una película que se mueve a ritmo lento, lo que para algunas personas puede resultar algo monótono o aburrido, y deben estar preparadas para ello. Es ideal, en cambio, para quienes gustan del cine poético de alta calidad estética y en cuanto a la profundidad del mensaje.