Floja comedia que, iluso de mí, pensaba sería medianamente aguda e interesante al ser escrita y dirigida por un antiguo camarero de un restaurante como el de la película. Pero nada, entre ese revoltijo de chistes guarros (y malos) que sobran en la mayoría de comedias actuales, no hay ni una gota de cine, ni interés en los personajes, ni una mínima perspectiva social o una crítica al mundo que se mueve entre fogones. La profundidad e inteligencia del guion se suple pésimamente con una abundante ristra de personajes a cada cual mas burdo e intrascendente y con típicas gracietas eróticofestivas que rara vez provocan una sonrisa.

Si a esto le añades la irritante omnipresencia del salmón musculado que se hace llamar Ryan Reinolds (lo tengo calado, este es un robot fallido como S1M0NE), la nula aportación de Anna Faris, los rídiculos clones de Jay y Bob el silencioso y que el argumento y sus personajes son de encefalograma plano, queda poco, por no decir nada, bueno por decir. Si acaso que se hace corta y que el cocinero negro tiene cierta chispa, beneficiado por el doblaje, sino ni te ries.

Por cierto, detalle lamentable el del cartel del film en el que colocan unas aceitunas rellenas de pimiento sobre el pecho de una mujer haciendo simular que son sus tetas. Sexista, manipulador y engañoso, no en vano esa chica apenas tiene tres planos en toda la película y el reclamo sexual es tan desafortunado y cutre como barriobajero.