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Voto de Érase un Alejo:
6
Terror El padre Lamont es el encargado de investigar la muerte del padre Merrin y la causa de la posesión diabólica de la joven Regan. Después de viajar a África para investigar otro caso de posesión demoníaca, regresa a Nueva York y se encuentra con que Regan está nuevamente poseida pero, en esta ocasión, por la máquina hipnótica del doctor Gene Tuskin. (FILMAFFINITY)
18 de abril de 2021
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Por esas incoherentes cosas que a veces no se encuentra nada que ver, llegué nuevamente a esta película y decidí volver a verla. La había viso hace mucho tiempo y no recordaba mucho de ella, salvo que no me había gustado y leía criticas malas de ella.

Siempre he pensado que la maldición de todas las películas que precedieron la gran obra que es El Exorcista (1973), sin importar sin son secuelas o precuelas, es llevar el mismo título que la obra original. Realmente no son películas malas como se les ha mostrado, cada una de ellas tiene su valor como film independiente, siendo El Exorcista III una de mis favoritas.

Pero acá vamos hablar un poco de la segunda parte. Debo reconocer que El Exorcista II no es tan mala como recordaba ni cómo dicen. Tiene sus fallos, pero si decidimos ver el film más como una historia de suspenso y no de terror como la venden, seguro la disfrutarán mucho.

Años después de vivir la traumática experiencia de estar poseída por el demonio Pazuzu, Regan está en tratamiento psiquiátrico con la Dra Gene Tuskin, quien tiene una máquina de hipnosis y decide usarla con Regan para hacerla recordar su pasado en ayuda del padre Lamont, quien esta investigando la veracidad del exorcismo realizado por el padre Merrin (estos últimos hechos son de la primera parte). Con tan mala suerte, que la máquina de hipnosis hace que Pazuzu vuelva.

Creo que es de las primeras películas en mezclar temas sobrenaturales con la ciencia, donde tratan de abordar la posesión demoniaca desde el punto de vista traumático psicológicamente, sin embargo el error del film viene amarrado un poco a eso. El proceso hipnótico se vuelve en una especie de viaje entre memorias de los protagonistas que no hay quién se lo crea, todo se cae por su propio peso.

Los puntos fuertes vienen de la banda sonora del maravilloso Ennio Morricone (compositor de la música de películas como Los Intocables, La Misión, Malena y ganador del Oscar por The Hateful Eight), el curioso guion de William Goodhart, la arriesgada dirección visual de John Boorman y la genial interpretación de Richard Burton.

Realmente mereció la pena su visita nuevamente.
Érase un Alejo
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