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Voto de babayu:
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Comedia
Tras el éxito mundial de Borat, Sacha Baron Cohen interpreta a un reportero gay, con cierta obsesión por la moda y por el culto al cuerpo. Esto le llevará a parodiar a los diseñadores de alta costura y modelos. (FILMAFFINITY)
14 de agosto de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El amigo Sacha Baron Cohen se hizo universalmente famoso gracias a su Borat, una simpática anécdota en forma de falso documental, con alguna chispa desternillante, eso sí.
Un trienio después, se repite la misma fórmula, con resultado inferior, por la razón que da pie al título de mi crítica: cuando uno va por la vida con la intención de provocar, lo más sencillo es buscar una víctima propiciatoria para ello, alguien a quien sea fácil sacar de sus casillas; pero esto no demuestra talento, sólo hace falta ser un poco tocapelotas, lo chungo es desquiciar a una persona normal, atacando la base de esa supuesta convencionalidad.
El personaje de Brüno, tan (homo) sexualmente explícito como carente de otras facetas que le completen, se dedica durante todo el metraje a burlarse de personas cuya existencia es una burla en sí misma: homófobos curanderos de la homosexualidad, mediums estafadores, palurdos aficionados a peleas sangrientas, padres que harían cualquier cosa para que sus vástagos consiguieran la fama y de paso unos cuantos dólares, extremistas árabes y judíos, terroristas (ojo, que el supuesto líder de las Brigadas de los Mártires de Al-Agsa no lo es, sino que Baron Cohen trampeó un poquito en este asunto), cazadores a los que no se les intuyen muchas más neuronas que a las presas a las que cobran, etc., etc.
La trama carece de ritmo narrativo, no existe una buena continuidad entre los mejores momentos de la peli, y en ocasiones languidece casi hasta el bostezo; creo que la cosa se salva porque en contados fragmentos sí que se despliega el talento provocativo del autor, para elevarse por encima del formato de cámara oculta con travesti que marca el tono general (ver "spoiler").
Un trienio después, se repite la misma fórmula, con resultado inferior, por la razón que da pie al título de mi crítica: cuando uno va por la vida con la intención de provocar, lo más sencillo es buscar una víctima propiciatoria para ello, alguien a quien sea fácil sacar de sus casillas; pero esto no demuestra talento, sólo hace falta ser un poco tocapelotas, lo chungo es desquiciar a una persona normal, atacando la base de esa supuesta convencionalidad.
El personaje de Brüno, tan (homo) sexualmente explícito como carente de otras facetas que le completen, se dedica durante todo el metraje a burlarse de personas cuya existencia es una burla en sí misma: homófobos curanderos de la homosexualidad, mediums estafadores, palurdos aficionados a peleas sangrientas, padres que harían cualquier cosa para que sus vástagos consiguieran la fama y de paso unos cuantos dólares, extremistas árabes y judíos, terroristas (ojo, que el supuesto líder de las Brigadas de los Mártires de Al-Agsa no lo es, sino que Baron Cohen trampeó un poquito en este asunto), cazadores a los que no se les intuyen muchas más neuronas que a las presas a las que cobran, etc., etc.
La trama carece de ritmo narrativo, no existe una buena continuidad entre los mejores momentos de la peli, y en ocasiones languidece casi hasta el bostezo; creo que la cosa se salva porque en contados fragmentos sí que se despliega el talento provocativo del autor, para elevarse por encima del formato de cámara oculta con travesti que marca el tono general (ver "spoiler").
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Me divirtió especialmente el silencio "hetero" en la escena de la cena de los cazadores, en la que se podía ver que hay muchos mundos dentro de éste, vamos que el aceite no se puede mezclar con el agua. Casi todo lo demás es demasiado obvio, demasiado evidente, tan fácil como clavar un clavo si tienes un martillo muy gordo.