Porque en este mundo los zombis también son víctimas, se les aplasta, se les crucifica.

Cortometraje escrito, dirigido y producido por Chris Russell (producido en sí por Solipstream, de donde él es fundador). Cine independiente de bajo presupuesto donde prácticamente todos los que salen ahí es de a gratis… a excepción del pingüino Michael Wetherbee.

Sin diálogos, un episodio típico de supervivencia sólo que desde otro enfoque…

¿Agradable? Si bien la dirección de cámaras a veces no es tan buena, de hecho en algunos momentos es mala, al igual que el acartonado maquillaje… hay puntos que se salvan (el argumento):

-El pingüino: semejanzas y oposiciones que lo hace un poquito divertido: ambas tienen un paso tambaleante, muerto viviente/ave que no vuela, lindo/terrorífico.

-El disfraz de pingüino… vaya que es el absurdo más triste y dramático del asunto. Como si no fuera ya suficiente deprimente ser un zombi, tener que pasar esa vida como botarga porque ese día estabas monótonamente trabajando de volantero. Si bien la muerte o no-muerte trunca esos sueños por trascender en la vida, que irónico ser ese recordatorio “viviente”… no llegaste a más que ser un Pingüino de acuario.

-Lo sucedido en la iglesia… menos original pero se aprecia.

-Y esa imposición que está en la naturaleza del ser humano. ¿Para qué los crucificas? Sólo para mostrar superioridad.

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