"Si quieres conocer de verdad a un hombre, dale solo un poco de poder..."

La película acierta al apuntar en todas las direcciones, sin salvar ningún estamento (la codicia de los pobres o matrimonio incluido). Aboga que la perfección moral no existe como tal, independientemente del discurso que prediques y de las circunstancias que te llevaron defender unos valores y no otros. El idealismo se compone de la ingenuidad y de la ignorancia, de no haber podido formar parte de la élite 'triunfadora', por eso es por lo que en condiciones de precariedad de algún tipo se suele adoptar algún tipo de rasgo altruista, o se defiende causa que responda a la benevolencia. Por lo general es así, lo cual quiere decir que la convivencia entre humanos es casi imposible, las ambiciones de cada uno son desmedidas y si se le facilitan las herramientas necesarias para satisfacerlas, el hombre enloquece y pierde el control, como se pudo ver en esta película. ¿Se acordaba acaso de lo 'bueno' que era antes?

¿Quién no desea más dinero? Incluso la persona más encantadora que uno conozca. La pregunta es si seguiría siéndolo, si acaso no se entregaría a los brazos del hedonisimo por completo (¿y si pudiera?).

La revolución de los pobres termina cuando estos alcanzan el poder, y por tanto, dejan de serlo. Entonces serán otros los que entonarán aquello de "¡¡Somos los de abajo y vamos a por los de arriba!!" Así viene sucediendo a lo largo de toda la historia. Las siglas, colores y propuestas a adoptar serán aquellas con las cuáles se tenga la impresión de lograr alcanzar más rápido el poder. En esta película no es ni más ni menos que 'Partido Revolucionario'... Más sarcasmo e ironía no se podía haber aplicado.

El protagonista de esta película (quizás un pelín más caricaturesca de lo debido, cosa que la resta credibilidad, pero el reparto está esplendido, la sensación de comicidad está muy lograda y eso es gracias al elenco) no supo hacer lo que sí tienen en cuenta los políticos (de algunos países) hoy día: dejar al pueblo con algunas migajas al menos, ¡en el mejor de los casos hasta se creerá que eso se debe a unas políticas sociales encomiables!

¿Hay solución en la naturaleza humana?