Y lo digo de verdad, no sólo en la ficción: Channing Tatum y Jenna Dewan se conocieron y se enamoraron a raíz de rodar juntos «Step Up», cosa que no me extraña porque tanto contacto físico y artístico no puede dejar indiferente.

Más que nada por él, por Tatum, hombre cuyo mayor atractivo no radica en su físico, sino en su talento danzarín. Ver a un hombre bailando, bailando bien, siempre gusta, y más aún si se mueve con esa frescura, elegancia y naturalidad como lo hace él. Admito que hay algo muy morboso en sus contorsiones, saltos y desgana hiphopera. Viéndole, mis fantasías se han disparado y lo propongo para el hipotético remake de «Dirty Dancing» o una posible tercera parte, de quien sería un magnífico protagonista, con ese estilo versátil y esa pasión que despliega según el momento. Jenna Dewan, lo siento mucho, pero no me transmite nada. Cuerpo perfecto y grácil, pero poco instinto. Encima, su personaje llega a desquiciarte, así que ya ves.

«Step Up» cae, a mi parecer, en el defecto de querer ser oscura y dramática cuando debería haber sido, sobre todo, música y romance. El romance es de esos de pasa-porque-viene-en-el-guión, obligándose a una serie de tópicos cobardes para que nadie se sienta mal por nada, como ocurre con la relación entre Nora y su molesto novio, de quien hay que deshacerse con toda la buena conciencia y la hipocresía posibles (el típico «no es por él, es por mi» ¡Falsa!). El trasfondo de jóvenes desarraigados no está mal como idea, pero se desarrolla de una manera que le quita sentido (los piques del amigo negro son desesperantes) y hasta intensidad; intensidad que le falta a toda la película y que personalmente echo mucho de menos. Incluso se desaprovecha la parte musical, sin derroche, y que consiste en ensayos repetitivos, alguna virguería de Tatum en solitario y la coreografía final con una melodía machacona que no tiene ningún clímax. Bueno, el clímax es siempre Channing Tatum, se entiende.

Dicho todo esto, el género en sí la beneficia porque es dinámica y simpática a su modo, y eso de personas bailando pues tiene siempre su gracia, aunque este trabajo en concreto, mirándolo en su conjunto, sabe a poco. No aburre y se ve cómodamente, pero está muy lejos de impactar y de enamorar. Le falta pasión y sudor. Lástima.