Película brutal, que nos explica perfectamente la degeneración que produce el consumo de drogas desde dos perspectivas muy diferentes, el de la madre solitaria y soñadora y el de su hijo inconsciente.
La película empieza lenta, incluso rara, pero a medida que avanza la trama el ritmo se acelera hasta desembocar en una media hora final brutal de un cine fantástico, que hace que apenas puedas respirar, y que te crea una sensación enorme de desasosiego.