Lo que empezó siendo la sucesora de Lost, ha acabado cancelada sin un final cerrado, dejando todas las tramas en el limbo, ya que nunca sebremos que pasará. Aún así la serie es mejor que el 50% de las series que se producen, ya que si empezó muy dubitativa, en la segunda parte de la temporada, la historia crece, y los episodios se vuelven interesantes y con más ritmo.

Pero su mayor problema han sido sus personajes, sin alma, siempre enfadados y sin ninguna carisma, excepto el protagonizado por Dominic Monaghan (Charlie en Lost), que ha sabido echarse el peso de la serie encima en esta recta final. Dolorosa resulta la elección de Joseph Fiennes, el hermanisimo de Ralph, un actor muy mediocre que no nos transmite nada como ese Mark Bendford, a priori, el protagonista de la serie. Las tramas lentas de los primeros episodios tampoco ayudaron, así como la escasa información que nos daban de la trama.