13 de abril de 2007
11 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Donde está el sentimiento de Ophuls? ¿la sobriedad de Murnau? ¿la pasión de Fleming? ¿la naturalidad de Rossellini? ¿el sosiego y la destreza de Reed? ¿la inteligencia de Premminger? ¿el alma de Dreyer?
Está claro que no se le pueden pedir peras al olmo, pero tras descubrir gracias al casi siempre excelente Cinema off "Los silencios del pasado" y verme inmerso en un aire semi-clásico, de ritmo sosegado, puesta en escena soslayada e interesante y una historia que, como mínimo, parecía sugestiva, no pude evitar echar la vista atrás, y recordar esos relatos repletos de entusiasmo, pasión y sensibilidad, impacientes por introducir cada uno de sus fotogramas en la retina del espectador, de cautivarle, de seducirle y, ante todo, de sugerir.
Y precisamente es lo que le falta a este trabajo, un ápice de naturalidad a partir del cual disparar el sentir del respetable, introducirle en el alma del relato, en su regazo.
Lamentablemente, podría haber dado para más...
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