Woody Allen nos presenta de forma cómica lo amarga que es la vida, el amor, la religión, la moral, el pecado, la culpa, la coprofilia, la superficialidad y una civilización ensombrecida por un holocausto. Esta película nos muestra el camino de dos personajes totalmente diferentes: uno es sincero y noble con sus decisiones y el otro digamos que es corrompido por el lado oscuro. El bueno y el malo.
En otra película, todo sería bonito, el bueno se llevaría a la chica y el triunfador (enemigo del bueno) acabaría fracasando. Pero en esta película, que se parece más a la realidad que a una película, el bueno no consigue a la chica y encima (para colmo) se la lleva un triunfador, los delitos no son castigados por ningún Dios y todo el mundo sale bien parado, todos, menos los buenos. La vida en su totalidad no es maravillosa, sino que es muy injusta. Un hombre puede librarse de su mayor problema mediante un asesinato y salir impune ,y otro, puede dedicar toda su vida a cumplir sus sueños y acabar ahogándose en un pozo de amargura.