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Voto de msmoonriver:
9
2013
Jenji Kohan (Creadora), Michael Trim ...
7,2
23 572
Serie de TV. Drama. Comedia
Serie de TV (2013-2019). 7 temporadas. 91 episodios. Piper Chapman (Taylor Schiling), una mujer de Connecticut con una vida estable a punto de casarse, es detenida a raíz de un delito de drogas que cometió hace una década: en aquellos días llevó un maletín con droga para Alex Vause (Laura Prepon), una traficante y antigua amante de Piper. Tras el juicio, es enviada a prisión de mujeres en Litchfield, Nueva York. Allí convivirá con un ... [+]
8 de febrero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya en la sexta temporada se entreveía que no debía tardar en llegar el final de esta serie tan especial; su emisión supuso un cambio en el concepto creativo de las producciones del momento. En esta séptima, se sigue manteniendo la esencia de las otras anteriores: el humor y el drama se nos ofrece en dosis amplias y equivalentes. Además, sigue consiguiendo que ambos sentimientos se nos despierten incluso en un mismo diálogo. La trama sigue contando las vicisitudes de las principales protagonistas, las que están con nosotros desde su inicio. Por tanto, nos olvidamos de otras reclusas que, si bien han servido como un buen hilo conductor para enredos acontecidos anteriormente, ya comenzaban a tambalear llegando la serie a su término. Aunque quizás ha sido demasiado cantado esta manera de acortar tramas para hacer más fácil llegar al término propuesto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Siendo breve, el final me ha gustado. Pero no era algo difícil de conseguir ya que esta no solo es una de mis series favoritas, sino una de las mejores actualmente. Gracias a su arriesgada premisa: las presas aquí son las verdaderas víctimas, de los guardas, del sistema, incluso del propio presidente (Trump es levemente referido, pero la trama de la inmigración es toda una (in)directa para su política) y lo irónico de la situación es que son ellas las que se consideran un peligro para la sociedad.
La temporada no pierde el encanto principal de la serie, que es la perfecta mezcla de drama y humor, a veces muy negro, que nunca llega a verse desencajado o metido con calzador. Sigue teniendo su genialidad característica pero me ha faltado algo o, mejor dicho, me han sobrado acontecimientos, muchos: han ocurrido sucesos inconvenientes cada dos por tres, demasiados para poder sobreponernos nosotros, los espectadores, principales sufridores de las desgracias de nuestras protagonistas. Esto hacía que ciertas subtramas fueran totalmente previsibles, que los comportamientos de algunas presas se vieran forzados: como que Fantasma no hiciera absolutamente nada por honrar a Papi, ni que Suzanne no se saliera de sus cabales tras la muerte de Tiffany (hecho totalmente descontextualizado, que se cargó su arco redentor durante toda la serie y que, para más inri, requería de demasiada credibilidad del espectador).
No me ha gustado el trato a muchos personajes, siendo Doggett lamentablemente una de las más afectadas, pero otros también han sido gravemente maltratados por los guionistas, aunque de manera distinta: lo de Lorna es ya el colmo de los colmos, sumado a sus antecedentes en el pasado sería imposible para cualquiera no volverse irracional, y no solo por ser ella. Tampoco me ha gustado el triste sino de Tamika, y mucho menos el de la prisión, con un sociópata a su cargo.
Muchos personajes de la serie han ido perdiendo ambigüedad, si bien había malos malísimos en las primeras temporadas, como Pornstach o en su momento Fig, sí lográbamos ver su lado humano. Muy distinto de ahora, donde no se les ve resquebrajar su coraza por ningún lado (Clitvack, Linda).
Pero no todo va a ser malo, por suerte ha tenido varios hechos destacables: las relaciones entre personajes han vuelto a ser el eje de esta historia, la metáfora de las gallinas de Suzanne es muy aguda, aunque quizás demasiado poco sutil. También ha sido descorazonador ver que hay gente peor tratadas que las internas: las inmigrantes ilegales son algo menos que personas y no se merecen una defensa justa, ni siquiera los más pequeños.
No me ha parecido la mejor temporada, pero sí ha sido una buena conclusión para esta historia que sin duda estará en el podio de las comedias actuales. No han recurrido a finales dramáticos de Perogrullo para la mayoría de los personajes, ni tampoco han sucumbido a finales felices de cuentos de hadas; todos son agridulces, siendo el que menos el de Piper y Alex, las únicas blancas normativas (ejem ejem), con propuestas que no imaginábamos para la mayoría, por tanto, sorprendiéndonos.
Esta última temporada ha ayudado a afianzar el principal mensaje para el espectador que tiene la serie, escuchar y empatizar con los que no tuvieron tanta suerte como nosotros. Y esto, mejor que yo, ya lo decía Scott Fitzgerald en "El gran Gatsby": "cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien, ten presente que no todo el mundo a tenido tus ventajas".
Es una serie que, pese a su crudeza ahonda en la esperanza; nos quedaremos con la imagen de Nicky siguiendo la estela de Red, ayudando a las pobres internas que necesitan un manual de cómo sobrevivir en prisión, con María haciendo las paces con el padre de su hija, con Gloria y Luschek haciendo lo correcto, con Fig y Caputo aportando un pequeño granito de arena en este ruin mundo. Sobre todo me quedo con Flaca jugándose el pescuezo por ayudar las más desfavorecidas.
La temporada no pierde el encanto principal de la serie, que es la perfecta mezcla de drama y humor, a veces muy negro, que nunca llega a verse desencajado o metido con calzador. Sigue teniendo su genialidad característica pero me ha faltado algo o, mejor dicho, me han sobrado acontecimientos, muchos: han ocurrido sucesos inconvenientes cada dos por tres, demasiados para poder sobreponernos nosotros, los espectadores, principales sufridores de las desgracias de nuestras protagonistas. Esto hacía que ciertas subtramas fueran totalmente previsibles, que los comportamientos de algunas presas se vieran forzados: como que Fantasma no hiciera absolutamente nada por honrar a Papi, ni que Suzanne no se saliera de sus cabales tras la muerte de Tiffany (hecho totalmente descontextualizado, que se cargó su arco redentor durante toda la serie y que, para más inri, requería de demasiada credibilidad del espectador).
No me ha gustado el trato a muchos personajes, siendo Doggett lamentablemente una de las más afectadas, pero otros también han sido gravemente maltratados por los guionistas, aunque de manera distinta: lo de Lorna es ya el colmo de los colmos, sumado a sus antecedentes en el pasado sería imposible para cualquiera no volverse irracional, y no solo por ser ella. Tampoco me ha gustado el triste sino de Tamika, y mucho menos el de la prisión, con un sociópata a su cargo.
Muchos personajes de la serie han ido perdiendo ambigüedad, si bien había malos malísimos en las primeras temporadas, como Pornstach o en su momento Fig, sí lográbamos ver su lado humano. Muy distinto de ahora, donde no se les ve resquebrajar su coraza por ningún lado (Clitvack, Linda).
Pero no todo va a ser malo, por suerte ha tenido varios hechos destacables: las relaciones entre personajes han vuelto a ser el eje de esta historia, la metáfora de las gallinas de Suzanne es muy aguda, aunque quizás demasiado poco sutil. También ha sido descorazonador ver que hay gente peor tratadas que las internas: las inmigrantes ilegales son algo menos que personas y no se merecen una defensa justa, ni siquiera los más pequeños.
No me ha parecido la mejor temporada, pero sí ha sido una buena conclusión para esta historia que sin duda estará en el podio de las comedias actuales. No han recurrido a finales dramáticos de Perogrullo para la mayoría de los personajes, ni tampoco han sucumbido a finales felices de cuentos de hadas; todos son agridulces, siendo el que menos el de Piper y Alex, las únicas blancas normativas (ejem ejem), con propuestas que no imaginábamos para la mayoría, por tanto, sorprendiéndonos.
Esta última temporada ha ayudado a afianzar el principal mensaje para el espectador que tiene la serie, escuchar y empatizar con los que no tuvieron tanta suerte como nosotros. Y esto, mejor que yo, ya lo decía Scott Fitzgerald en "El gran Gatsby": "cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien, ten presente que no todo el mundo a tenido tus ventajas".
Es una serie que, pese a su crudeza ahonda en la esperanza; nos quedaremos con la imagen de Nicky siguiendo la estela de Red, ayudando a las pobres internas que necesitan un manual de cómo sobrevivir en prisión, con María haciendo las paces con el padre de su hija, con Gloria y Luschek haciendo lo correcto, con Fig y Caputo aportando un pequeño granito de arena en este ruin mundo. Sobre todo me quedo con Flaca jugándose el pescuezo por ayudar las más desfavorecidas.