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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
7
Thriller Tras ser testigo de un accidente, Lou Bloom (Jake Gyllenhaal), un apasionado joven que no consigue encontrar empleo, descubre como forma de ganar dinero el mundo del periodismo criminalista en la peligrosa ciudad de Los Ángeles. Su trabajo es llegar al escenario de crímenes o accidentes y fotografiar lo sucedido para venderlos al mejor postor. (FILMAFFINITY)
4 de febrero de 2015
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fascinante película. Entretenimiento feroz.
Si le buscamos la genealogía, lo tenemos sencillo, no hace falta rebuscar mucho, sus antepasados no son cualquier cosa, podríamos decir, claramente, que es el hijo secreto de Travis Bickle, más perverso y posmoderno que su padre, una versión renovada, adaptada a los nuevos tiempos. Aquel venía de Vietnam y no podía dormir, este ni se sabe de dónde viene ni importa. Travis llevaba y traía gente, Lou "crea" y transporta noticias, las vende. Aquel se quejaba del mundo, de la noche, de la ciudad, de la "chusma", este hace negocio con todo ello; aquel era un reaccionario y un idealista, un loco y un pobre hombre, este no cree en nada, es pragmático y eficaz, y sí, también está "loco". Travis, un símbolo de los 70, de la resaca piscodélica jipiosa de los 60, Lou es la metáfora perfecta de nuestro tiempo, el héroe de la (des)información.
Y si queremos pasar el rato y traerle otro familiar al pobre y solitario Lou, ahí tenemos a su perdido hermano mayor, al Gosling de "Drive", aunque más romántico, fatalista y débil el conductor que su hermano pequeño, mucho menos siniestro y peligroso.
Demoledora denuncia del estado de las cosas; de cómo los medios son los máximos productores de carroña, los creadores de una sustitución de la realidad. Se trata de vender carnaza a gente morbosa que disfruta consumiendo una "ficción" que alimenta sus miedos y confirma sus prejuicios (las minorías que "suben" a los barrios adinerados a causar desolación), de cocinar impactantes escenas que "hieran la sensibilidad", cuanto más mejor, para que su público tenga la ración diaria de espanto que necesita para pasar el día.
Doble crítica: a los medios que han perdido el alma por el camino, si es que alguna vez la tuvieron, y a los espectadores que "reclaman" ese tipo de bazofia, una adulteración efectista y sobreactuada de la realidad, una cutre y recargada teatralización del mal.
Y si nos olvidamos de lo que dice y nos quedamos con la pura narración, es un asombro; por el ritmo, la precisión y la fuerza de lo contado, con un Gillenhaal descomunal, asunción/asimilación de un personaje que es un símbolo, al que llena de matices, con verdad y genio, con ese hieratismo meticuloso que aterra e hipnotiza.
La coyunda salvaje ente los medios y la carroña, entre el periodismo y la sangre. Como vampiros sin escrúpulos
Maravillosos diálogos y grandes escenas. Estupendos personajes secundarios, Russo y el chico explotado.
Solo se me ocurren dos posibles pegas:
- La sátira salvaje se queda en la superficie, en lo obvio, en los de abajo, no eleva la mirada hacia los que proporcionan las condiciones necesarias para que los medios actúen de esa mala manera, no indaga en los intereses de los poderes públicos o en los beneficios económicos de la empresa privada, no menciona leyes ni habla de políticos ni se preocupa de relacionar el espinoso asunto racial con la políticas a gran escala y con la lucha de los partidos, en definitiva, no molesta verdaderamente a quien debería y corre el peligro de acercarse a aquello que denuncia, al morbo como divertimento (yo creo que no, que es bastante más que eso, que trasciende lo que critica y que es una muy buena película al utilizar la narración como reflejo y denuncia, aunque sea a pequeña escala).
- El protagonista adolece de la enfermedad característica de este tipo de psicópatas, de estos héroes del mal, la perfección constante, el hacerlo todo bien y saber de todo sin ponerse nunca nervioso y tener, de paso, soluciones mil, siempre resuelto e inteligente, lo que le convierte en inhumano, que es de lo que se trata en cierta manera, pero también le resta credibilidad y lo escora hacia cierto tipo de historias que se relamen con la violencia como espectáculo sin más. Este peligro se salva con ciertas conversaciones en las que se le matiza y se le lleva a lo más abstracto o reflexivo, como personaje que va más allá de la apariencia y que se erige en portavoz de ciertos horrores actuales.
Poderosa, deslumbrante historia, brillante, certera y, quizás, como ya insinuamos, algo inofensiva.
Ferdydurke
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