Esta película es la demostración indiscutible e irrefutable, tanto va el cántaro a la fuente, rebosante de la superioridad abrumadora de la cultura/raza blanca sobre cualquier otra, ni hablar, por favor, de la judía o la negra, jajaja, me descojono. Así lo atestigua su grandeza intelectual, la compleja riqueza psicológica de los personajes, el fino a la par que corrosivo sentido del humor, la trama tan inteligente, creíble, rigurosa y bien urdida hasta en el más mínimo detalle que encaja como un guante, con la precisión de un reloj suizo o incluso de cuco (basada en los putos hechos reales y vaya que sí se nota, fidedigna, una copia de la realidad tal cual, de hecho, le dieron el óscar al mejor guion adaptado los que más saben de esto, a las pruebas me remito, a la perfecta rúbrica, científica, con certificado debidamente expendido por la academia, trayectoria de entrada y de salida, de tanta pertenencia o propiedad), los discursos tan elevados, ni Demóstenes, llenos de matices y claroscuros, de contrapuntos y arabescos que ribetean con hermosura el verbo, las conversaciones que quitan el hipo, profundas, socráticas, el intercambio delicado de las ideas, la contraposición esmerada de creencias e ideologías, la fantasía, la creatividad, el fuste, el criterio, la clarividencia, la lucidez, en fin, para qué seguir, una apoteosis fílmica, grandiosa, ejemplar y necesaria y edificante obra maestra como pocas, menuda cosecha, la culminación extática o feliz de una santa tradición que comenzó, por citar solo un caso señero que aquí se homenajea como se merece, un reclinatorio, con la pionera y apabullante El nacimiento de una nación, esa joya o gema del maestro inconmensurable Griffith, y que desemboca, albatros, albricias, su cénit o clímax, el punto y seguido indispensable a tanto logro, poder y gloria, tras más de un siglo de un arte repleto de belleza y plenitud moral y humana, con/en esta maravilla inmarcesible e infiltrada que ahora nos deslumbra y también ocupa desentrañar su inmensa riqueza conceptual y simbólica. Hip Hip Hurra.
Con una obra de este calado, catadura o jaez antropológico filosófico eximio, el poder blanco puede ya sí renacer de entre sus cenizas de una vez por todas para así volver a hacer América grande, la primero lo primero, recuperar todo el power, empoderarse en serio, de veras, seguir la senda del éxito, hermano, mazo mola.
Viva Trump manquepierda.