Por una parte es chulísima y deliciosa, por la otra está llena de cutreces (el monstruo marino parece sacado/robado de cualquier chino, no puede dar más grima, vergüenza ajena o risa supina), igual que unos efectos especiales de bochorno y ciertas ideas/situaciones de guion de sonrojo/asombro (ese mago Merlín/Tamariz como de la bruja avería con los potingues y los tubos de ensayo echando humo).
Es básica, sencilla y primitiva, pueril, ridícula, pero es evidente que alienta un poético majete escritor detrás, moviendo los hilos, sí, el bueno de Howard.
Hacen buena pareja, ella estaba todavía sin operar, ¿virginal?, y Arnold hecho un pimpollo musculoso, tensión sexual no resuelta que se dice, claro, obvio, por supuesto.
Fantasía masculina eterna, por antonomasia, héroe poderoso, macho que se impone, imponente andoba que cede, malotes y mucha carne suelta, muslamen, y espadón al aire, sacerdotisas, brujos, the wizard, malandrines, energúmenos, engendros, príncipes, reinas y toda la basca y pesca en comandita como de baile de disfraces en la de fin de curso gran fiesta, erotismo bruto, adolescente, humor simplón (payaso), oriente...