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Voto de Ferdydurke:
6
8,4
33 649
Comedia. Drama
Una mujer de escasos recursos (Edna Purviance), ha tenido un hijo siendo soltera, y al sentirse abandonada por el padre del niño, decide también ella abandonar al bebé, con la esperanza de que una familia rica lo coja en adopción. Pero el pequeño terminará en manos de un vagabundo (Charles Chaplin), quien pronto se encariñará con él y decidirá sacarlo adelante como sea. Cuando el niño, llamado ahora John (Jackie Coogan) llega a los ... [+]
18 de enero de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que más me gusta, con mucha diferencia, es el poncho mexicano de Chaplin, genial idea visual, las peleas de padre e hijo con el hermano forzudo y el repelente criajo, también el principio cuando cae la mierda de/desde las ventanas y casi los bebés de pecho del mismo cielo, raining babys, el cartel que dice que allí nadie se responsabiliza de lo posiblemente robado, el que avisa no es traidor ni intelectual colaborador, y el sueño está muy chulo, la historia/esencia de la humanidad concentrada en apenas unos pocos minutos de nada, el paraíso perdido, ellos dos sobre todo cuando están más solos, ahí, en su casa con sus labores, comen y se dan muchos en la boquita de piñón besitos de fresa, y el chavalín lo hace muy bien y los pies planos, claro, por supuesto, faltaría más.
No me gustan tanto en cambio la música sonando todo el rato, sin un segundo la pobre de descanso, nada de puto silencio, no es una película muda, es como el desierto de sonora, la pura trama absurda desnuda y el final un poco tanto ridículo.
Ternura azarosa geométrica, contada/cortada en escenas perfectas, matemáticas, cartesianas, a raja tabla, cartabón y escuadra, llenas de coincidencias que no son tales, nada fortuitas, son más bien casualmente necesarias e inevitables, indispensables, no existe el destino, tan solo es tu camino, he dicho; el blanco y negro es hermoso y ellos dos son magníficos como simples actores, ahí queda eso.
También es buena la carrera tras bajar del coche, la paradiña y otra vez a correr el enemigo que huye en puente de plata.
En general, es una buena experiencia, feliz, alada, inspirada, placentera, una suave brisa, una superficial delicia, una delicada y esmerada caricia, una primorosa ricura, primura, el roce de tu cuerpo me hace pupa.
No me gustan tanto en cambio la música sonando todo el rato, sin un segundo la pobre de descanso, nada de puto silencio, no es una película muda, es como el desierto de sonora, la pura trama absurda desnuda y el final un poco tanto ridículo.
Ternura azarosa geométrica, contada/cortada en escenas perfectas, matemáticas, cartesianas, a raja tabla, cartabón y escuadra, llenas de coincidencias que no son tales, nada fortuitas, son más bien casualmente necesarias e inevitables, indispensables, no existe el destino, tan solo es tu camino, he dicho; el blanco y negro es hermoso y ellos dos son magníficos como simples actores, ahí queda eso.
También es buena la carrera tras bajar del coche, la paradiña y otra vez a correr el enemigo que huye en puente de plata.
En general, es una buena experiencia, feliz, alada, inspirada, placentera, una suave brisa, una superficial delicia, una delicada y esmerada caricia, una primorosa ricura, primura, el roce de tu cuerpo me hace pupa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Sin la carga del hijo abandonado, logra el ansiado estrellato. Esa es la indudable y edificante moraleja de esta bella historia, libérate, anda.
La puerta o portal, vaya usted a saber, tiene puesto el número sesenta y nueve allá arriba, en todo lo alto para más señas. Jackie Coogan también murió el pobrecito a los sesenta y nueve años, dios lo tenga en su gloria. Eros y Tánatos van siempre de la mano. Como decía el otro, Chaplin quiso ser exorcista y se convirtió, muy a su pesar, el creador no controla lo que hace, solo es un instrumento muy afinado, un médium a través del que se expresan fuerzas mayores o superiores, un radar más avanzado que el resto, que capta frecuencias que ni los perros más finos o entrenados oyen o escuchan, en un profeta. Un triste hurra por todo ello.
Y las caras que ponen las mujeres cuando Chaplin les cuenta trolas. Dickens.
La puerta o portal, vaya usted a saber, tiene puesto el número sesenta y nueve allá arriba, en todo lo alto para más señas. Jackie Coogan también murió el pobrecito a los sesenta y nueve años, dios lo tenga en su gloria. Eros y Tánatos van siempre de la mano. Como decía el otro, Chaplin quiso ser exorcista y se convirtió, muy a su pesar, el creador no controla lo que hace, solo es un instrumento muy afinado, un médium a través del que se expresan fuerzas mayores o superiores, un radar más avanzado que el resto, que capta frecuencias que ni los perros más finos o entrenados oyen o escuchan, en un profeta. Un triste hurra por todo ello.
Y las caras que ponen las mujeres cuando Chaplin les cuenta trolas. Dickens.