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10
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Drama. Thriller. Comedia
Durante las fiestas del Bicentenario de la Independencia, Benjamín García es expulsado de los Estados Unidos y regresa a su pueblo, donde encuentra un panorama desolador provocado por la violencia y la crisis económica. Para salvar a su familia de la miseria, se involucra en el tráfico de drogas. Sátira de cáustico humor negro sobre el mundo de la droga, la crisis económica, la corrupción y la violencia. (FILMAFFINITY)
3 de septiembre de 2010
83 de 92 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viernes 3 de septiembre, 5:15 pm, Cinépolis Bucareli. Se vislumbra por tercera ocasión la crítica emitida por Estrada, como síntoma de descontento de un pueblo abatido por el miedo, la corrupción y desigualdad social que lo envuelven. Esa sátira mordaz, ácida y puntual son ya una característica esencial de sus películas, en la que retrata la putrefacta interacción de la sociedad con sus instituciones y como éstas se encargan de emitir discursos vanos y tratar de cubrir su ineptitud por solucionar las diferentes problemáticas.
A lo largo de la trilogía nos topamos con la corrupción a nivel gobierno, sus alegatos empleados para lograr saqueo, y el pisoteo y manipulación de la carta magna para beneficio propio. Sin olvidar la mentira de un México perfecto, donde la pobreza y la desigualdad es algo casi erradicado, mensaje que los medios de comunicación y como cuarto poder se encargan de difundir sexenios completos. Hoy, Luis Estrada se va hacia el otro extremo, sin desligarse de su crítica hacia el sistema, hace una exposición chusca de los vergonzosos vínculos entre la mafia y la policía o peor aun, con representantes de gobierno; el juego de los habitantes, que con mucha desfachatez o hipocresía asumen su rol de víctimas de la lucha entre ambos grupos y que sin embargo podrían verse integrados comodamente ante las fabulosas ganancias del negocio, sin omitir el riesgo que se contrae; por último los móviles e intereses de estos individuos al interior de sus organizaciones, la expansión de su dominio, sus reglas y absurdos métodos para resolver diferencias.
A la altura de su “Ley de Herodes” Estrada se coloca como director con un dominio del tema, en el que la sátira política se vuelve el aderezo; historias lineales en las que su intensidad va aumentando. Estrada se ahorra recursos por la seguridad que tiene en sus guiones, la efectividad se percibe, no hay titubeo y la gente a cuadro lo proyecta, lo expresa a un público atento a los hechos y detalles con que está filmada esta nueva obra del Sr. Luis Estrada.
A diferencia de “El atentado”, está película es contundente, la caracterización, ambientación, efectos especiales y todo aquello que la enriquece no le roban al guión ese algo que la puede volver encantadora. Los actores son realmente afortunados de pertenecer al elenco de una película trascendental, María Rojo, Mauricio Isaac, Ernesto Gómez Cruz, Joaquín Cosío por supuesto Alcazar, son parte de la columna del proyecto, demuestran que se apegan a los requerimientos de una comedia ácida.
"El infierno" es el obsequio de bicentenario más incomodo para muchos políticos (y alguno que otro compatriota segado por lo que nuestro “apreciable” presidente dice en sus spots publicitarios), sin embargo es un trabajo lleno honestidad palpable que no se puede ocultar o negar; perturbante, veraz y cercano, eso es el narcotráfico en México.
El infierno es aquí.
A lo largo de la trilogía nos topamos con la corrupción a nivel gobierno, sus alegatos empleados para lograr saqueo, y el pisoteo y manipulación de la carta magna para beneficio propio. Sin olvidar la mentira de un México perfecto, donde la pobreza y la desigualdad es algo casi erradicado, mensaje que los medios de comunicación y como cuarto poder se encargan de difundir sexenios completos. Hoy, Luis Estrada se va hacia el otro extremo, sin desligarse de su crítica hacia el sistema, hace una exposición chusca de los vergonzosos vínculos entre la mafia y la policía o peor aun, con representantes de gobierno; el juego de los habitantes, que con mucha desfachatez o hipocresía asumen su rol de víctimas de la lucha entre ambos grupos y que sin embargo podrían verse integrados comodamente ante las fabulosas ganancias del negocio, sin omitir el riesgo que se contrae; por último los móviles e intereses de estos individuos al interior de sus organizaciones, la expansión de su dominio, sus reglas y absurdos métodos para resolver diferencias.
A la altura de su “Ley de Herodes” Estrada se coloca como director con un dominio del tema, en el que la sátira política se vuelve el aderezo; historias lineales en las que su intensidad va aumentando. Estrada se ahorra recursos por la seguridad que tiene en sus guiones, la efectividad se percibe, no hay titubeo y la gente a cuadro lo proyecta, lo expresa a un público atento a los hechos y detalles con que está filmada esta nueva obra del Sr. Luis Estrada.
A diferencia de “El atentado”, está película es contundente, la caracterización, ambientación, efectos especiales y todo aquello que la enriquece no le roban al guión ese algo que la puede volver encantadora. Los actores son realmente afortunados de pertenecer al elenco de una película trascendental, María Rojo, Mauricio Isaac, Ernesto Gómez Cruz, Joaquín Cosío por supuesto Alcazar, son parte de la columna del proyecto, demuestran que se apegan a los requerimientos de una comedia ácida.
"El infierno" es el obsequio de bicentenario más incomodo para muchos políticos (y alguno que otro compatriota segado por lo que nuestro “apreciable” presidente dice en sus spots publicitarios), sin embargo es un trabajo lleno honestidad palpable que no se puede ocultar o negar; perturbante, veraz y cercano, eso es el narcotráfico en México.
El infierno es aquí.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Se sabe cuál es el destino de Benny, pero lo interesante es como llegará a ese final. El actor estrella de Luis Estrada cierra acertadamente y de ser Satanás se introduce al infierno del narcotráfico.
Aunque no sienta gusto por la música y el vestuario empleados, son parte de un estilo de vida en el norte mexicano que los identifica, es una pena que ahora caiga en el perfil del mafioso e ignorante.
La salida de Cochiloco (Joaquín Cosío) es oportuna, así como la entrada del Sargento (Dagoberto Gama). Ninguna actuación está fuera de lugar, todas en el momento propicio.
La escena final aunque caótica y desoladora es alusión directa de lo que hoy es México; un blasón teñido de sangre, generado por la ineptitud y desfachatez de quien abusa del poder y solo sabe leer discursos.
Aunque no sienta gusto por la música y el vestuario empleados, son parte de un estilo de vida en el norte mexicano que los identifica, es una pena que ahora caiga en el perfil del mafioso e ignorante.
La salida de Cochiloco (Joaquín Cosío) es oportuna, así como la entrada del Sargento (Dagoberto Gama). Ninguna actuación está fuera de lugar, todas en el momento propicio.
La escena final aunque caótica y desoladora es alusión directa de lo que hoy es México; un blasón teñido de sangre, generado por la ineptitud y desfachatez de quien abusa del poder y solo sabe leer discursos.