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Voto de Juan Marey:
8
Cine negro. Intriga. Drama Una misteriosa mujer, Thelma Jordon, inicia un romance con el fiscal de distrito Cleve Marshall. Él intuye que ella le oculta algo, y sus sospechas se confirman con el hallazgo de un cadáver. (FILMAFFINITY)
19 de febrero de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El alemán Robert Siodmak fue uno de los grandes directores de la historia del cine y un nombre imprescindible para entender el cine americano de los años cuarenta. Basta echar una ojeada a la filmografía del germano para verificar que nos encontramos ante un maestro del cine negro, suyas son algunas joyas como: “Forajidos”, “El abrazo de la muerte”, “La dama desconocida”, “A través del espejo”, “El sospechoso”, así como una de las cumbres del cine de suspense “La escalera de caracol” y para rematar el repaso merece la pena reseñar esa extraordinaria película que mezclaba con mucho tino la comedia con el cine de piratas que fue “El temible burlón”. Siodmak fue un virtuoso que dominaba todas las facetas técnicas asociadas con el arte cinematográfico, sus obras se revestían de una atmósfera tenebrosa y funesta dominada por el mundo de las sombras en las que una fotografía muy influenciada por el expresionismo alemán dotaba a sus films de una belleza pictórica próxima al mundo de las pinturas negras de Goya.

“El caso de Thelma Jordon” es una de las películas menos conocidas de la etapa americana de Siodmak. Pertenece a la época tardía de este período ya que fue de las últimas cintas que Siodmak rodó en EEUU antes de su retorno a Europa, sin embargo, aunque este hecho pueda hacer entender que nos encontramos con una película menor de Siodmak, sin duda es una más que agradable sorpresa que resume una forma de hacer cine que posteriormente se perdió: la del melodrama romántico de ambientación muy negra.

“El caso de Thelma Jordon” adopta básicamente el formato de cine de género negro por lo que en un principio la trama esencial no parece demasiado original. La manipulación de un hombre por parte de una femme-fatale para conseguir salir indemne de una acción criminal forma parte del argumento de múltiples películas de género negro, podemos hablar por ejemplo de maravillas como “Perdición” (1944) de Billy Wilderr, “La Golfa” (1931) y “La bestia humana” (1938) de Renoir, el díptico de Frizt Lang “La Mujer del cuadro” (1944) y “Perversidad” (1945) o las distintas versiones realizadas sobre la novela de James M. Cain “El cartero siempre llama dos veces” (Tay Garnett, 1946) y (Bob Rafelson,1981). En la mayoría de estos films la mujer es presentada con connotaciones negativas: tremendamente cerebrales, muy frías, mentirosas y manipuladoras; en ningún caso se arrepienten del mal causado o de haber destrozado la vida de sus víctimas, con frecuencia hombres normales y corrientes o detectives que se las dan de listo. Sin embargo, Siodmak nos ofrece a través de un espléndido guión firmado Ketti Frings, una serie de variantes muy interesantes y novedosas que dotan al film de una patente originalidad y personalidad propia, Siodmak consigue suministrar su estilo formal a cada secuencia y a la química que desprende la pareja protagonista: el reivindicable secundario que fue Wendell Corey (poseedor de una belleza distraída y a la vez inquietante) y la sublime Barbara Stanwyck que dibuja un personaje en principio manipulador y maquiavélico (a lo Martha Ivers) gracias a su penetrante y fría mirada, para finalmente culminar de un modo radicalmente distinto, la película resulta un ejemplo claro de la enorme y amplia capacidad interpretativa de la Stanwyck, quien nos regala una vez más una creación inolvidable, de esas que calan en lo más profundo.

Una cinta más que interesante de visionado imprescindible para los amantes del cine negro clásico.
Juan Marey
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