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Voto de Juan Marey:
7
Drama. Comedia Adaptación del clásico de la literatura española "El Lazarillo de Tormes", donde se presenta a un antihéroe que debe emplear toda su astucia para poder alimentarse y sobrvivir. Se centra sólo en la infancia del personaje. (FILMAFFINITY)
1 de mayo de 2023
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Próximamante se cumplirán los sesenta y cuatro años del estreno de “El lazarillo de Tormes”, de César Fernández Ardavín, una película notable no solo por su excelente factura técnica (gracias a la fotografía de Manuel Berenguer) y su gran representación de escenarios toledanos -desde la puerta de Bisagra hasta el palacio de Fuensalida, desde San Juan de los Reyes hasta la mezquita del Cristo de la Luz-, sino también por haber sido el primer largometraje español que obtuvo un primer premio en un festival internacional, concretamente el Oso de Oro en Berlín (1960). Su director, César Fernández Ardavín (1923-2012), procedía de una familia estrechamente vinculada a Toledo, su tío Luis, dramaturgo, había sido nombrado Hijo adoptivo de la ciudad en 1922 por el enorme éxito de “La dama del armiño”, obra que sería llevada al cine por el hermano de este, Eusebio, uno de los cineastas españoles más representativos de los años cuarenta.

Es una película muy representativa del cine español de los años cincuenta, ya que en ella confluyen varias de las líneas de este periodo, tales como la adaptación histórica -la sempiterna mirada al Siglo de Oro, coincidiendo, además, con el centenario de Carlos V- y el denominado «cine con niño», cuya máxima representación era la célebre “Marcelino, pan y vino”, de Ladislao Vadja, realizada apenas cinco años atrás. El pequeño que interpretaba al personaje de Lázaro, el italiano Marco Paoletti, acababa de participar en “El Maestro” (Aldo Fabrizi, 1957) y en “De los Apeninos a los Andes” (Folco Quilici, 1958), aportando al personaje una dulce ternura que buena parte del público y la crítica consideraron ajena por completa al estereotipo del pícaro español.

El estreno fue en los Cines Callao de Madrid el 16 de noviembre, recibiendo una larga ovación y las felicitaciones de figuras como el escritor Wenceslao Fernández Flórez, quien manifestaba salir del cine «muy satisfecho» y que la adaptación merecía «verdaderamente la pena de ser presenciada») o el cineasta Luis García Berlanga, quien decía de ella ser «una película de la que todos podemos estar orgullosos en cualquier parte». Mientras algunos críticos apoyaron férreamente el film por su defensa de la cultura española, otros, como Miguel Pérez Ferrero (‘Donald’), de ABC, lamentaron la libre adaptación del relato, por su parte, el inolvidable Alfonso Sánchez, siempre defensor del cine español, señalaba que si bien la película no captaba la maliciosa intención y el sutil ingenio de la novela, la realización de César Ardavín era excelente, consiguiendo recrear unas imágenes brillantes. Sea como fuere, la película obtendría pronto respaldo internacional, siendo proyectada el 22 de febrero de 1960 en pleno Museo del Louvre, en París, donde llegaría a elogiarla el gran René Clair. Algunos meses más tarde acabó siendo seleccionada para participar en la X edición del Festival Internacional de Cine de Berlín, competía contra 30 títulos internacionales, algunos de ellos obra de directores como Elia Kazan, Michael Cacoyannis y Stanley Kramer, una vez producidas las votaciones, el 31 de mayo de 1960, la película española quedó situada en primer lugar junto a “Kirmes”, demoledora historia de Wolfgang Staudte, el cineasta más representativo de la Alemania post-nazi, el desempate, no precisamente fácil, se produjo gracias al presidente del jurado, nada menos que el actor estadounidense Harold Lloyd. Marco Paoletti, César Fernández Ardavín y Juanjo Menéndez recogieron el aplauso del público berlinés, al tiempo que un conocido crítico alemán manifestaba que la película ofrecía «Arte para los ojos» a los espectadores.

Aunque la novela es muy superior a la película, Ardavín realiza una interesante adaptación del clásico de la literatura hispana, aquel libro que se constituye, aún hoy en día, como una fina ironía alrededor de los valores de la sociedad española del siglo XVI, una entretenida película muy bien realizada y con buenas dosis de humor. Dadle una oportunidad, pienso que vale la pena.
Juan Marey
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