‘Krampus’ tiene un punto de partida original y me gusta. Arranca como una comedia familiar, de las típicas de la época navideña para enmarcarla en un contexto macabro o siniestro que no llega a asomarse por ningún momento. Hay tanta indefinición en la película que cuando aparecen las galletas de jengibre al ataque, nos pilla totalmente descolocados porque un momento antes hemos sufrido el ataque de un siniestro payaso. ¿Tengo que tener miedo de una galleta y más cuando llega el perro y se la come? Tampoco me pega ese corto de animación en medio de la cinta para contar el origen de la abuela.

Luego está el desarrollo, cuyo desenlace final queda totalmente al descubierto en el momento en el que la abuela decide enfrentarse a Krampus con un fatal desenlace. Era el momento para romper y ofrecer auténtico terror del bueno, pero la película vuelve a quedarse a medio camino y ofrece un final trillado, manido y de libro. Me ha sorprendido ver a unas cuantas caras conocidas entre el reparto de una película tan mala porque, al final, tampoco lucen si hay un osito de peluche atacando.

Una bizarrada de las malas, un argumento que podría haber funcionado y que se queda moraleja navideña trillada. Buscaba más sangre, más miedo, más terror y no lo he encontrado en absoluto. Si podéis evitar ‘Krampus: Maldita Navidad’ os lo aconsejaría.