No soy de los que dejan de lado ningún género cinematográfico y soy de esos que puede disfrutar y devorar todo tipo de películas. Nunca sabes cuándo, ni dónde, te vas a encontrar una historia que merezca la pena.

En el caso del cine de animación, resulta ser uno de mis favoritos y con los que consigo un alto grado de satisfacción. Será porque en espíritu sigo siendo un niño, pero lo cierto es que me lo he pasado muy bien viendo ‘El monstruo marino’.

En un mundo repleto de monstruos que se esconden en el océano y con marineros/as encargados de darles caza, una chica huye de un orfanato para correr la mayor aventura de su vida a bordo del barco capitaneado por el mítico Capitán Crow. No en vano, conoce todas las historias escritas protagonizadas por el navío. Pero, cuando surja la oportunidad de eliminar a una de esas criaturas, surgirá una pequeña conexión entre ella y el animal que podría cambiar la historia para siempre.

Es cierto que es una película que casi te sabes entera, en gran medida porque gran parte de lo que sospechábamos desde el principio que iba a pasar, termina pasando. Quizás, la hubiera venido bien tener alguna sorpresa más por el camino, pero eso no impide que disfrutemos de ella.

Su mayor logro, desde luego, es la animación digital que gasta. Algunos planos, algunas escenas son realmente impresionantes. Como espectador, me ha maravillado y, estoy convencido, de que será un punto fuerte para que los pequeños de la casa la disfruten.

‘El monstruo marino’ da exactamente lo que pretende. Una película para disfrutar tirado en el sofá de casa con tus seres queridos. Cine del que pueden disfrutar grandes y pequeños.

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