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Comedia. Romance
Las alarmas de Koldo (Karra Elejalde) se encienden cuando se entera de que su hija Amaia (Clara Lago), tras romper con Rafa (Dani Rovira), se ha enamorado de un catalán (Berto Romero). Decide entonces poner rumbo a Sevilla para convencer a Rafa de que lo acompañe a Cataluña para rescatar a Amaia de los brazos del joven y de su ambiente. Secuela de "Ocho apellidos vascos". (FILMAFFINITY)
28 de abril de 2016
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras salir de una sala de cine abarrotada del extrarradio madrileño, y tras ver las críticas principales de la cinta en filmaffinity... ¡parece como si la sala entera en la que me incluía hubiera visto una película totalmente distinta a la que tanto se critica por estos lares!
Pues lo que yo viví con "8 apellidos catalanes" fue una ingente cantidad de ocurrente diversión, con numerosas carcajadas inevitables por toda la sala (y con algún que otro estruendo ensordecedor de risas acumuladas... en cierto momento protagonizado por Carmen Machi y Rosa María Sardá).
Cierto, "8 apellidos catalanes" no es tan tan TAN ingeniosa e inspirada como "Ocho apellidos vascos". Pero aun así mantiene un grandísimo nivel de humor durante sus minutos, en los que jamás se aparta la sonrisa cómplice, las risas son numerosas y complacientes, y varios de sus gags quedan en la memoria para que el espectador pueda divertirse de nuevo al rememorarlas.
La verdad es que esperaba algo muchísimo peor tras observar lo mal que ha sido recibida por ciertos críticos (tal vez lo que sucede es que el listón a nivel de humor audaz y perspicaz estaba demasiado alto), no esperaba, ya no solo reírme casi tanto como en la primera entrega sino el quedarme con un gran y gustoso sabor de boca al salir de sala (esa sensación de haber visto una comedia con pedigrí con la que se ha disfrutado y mucho). Podría visionar varias veces "8 apellidos catales" y divertirme siempre (y deleitarme con ciertas interpretaciones (Sardá, Elejalde y Machi básicamente)).
"Ocho apellidos catalanes" nos lleva a un tiempo tras la ruptura entre el andaluz Rafa (Dani Rovira) y la vasca Amaia (Claro Lago). Cada uno hace su vida en su región, pero Rafa decide acudir a la boda de Amaia con un catalán (Berto Romero) a ver si puede reconquistar a su amada antes de que diga el "sí quiero". La boda se prepara en un pueblo catalán tierra de la yaya (Rosa María Sardá) del novio; una mujer rica con el deseo de ver a su región independizada. Así pues a la yaya le montan un mundo de fantasía con una Catalunya independiente para que esté contenta.
Así que en "8 apellidos catalanes" nos encontramos con los preparativos de una boda que nos llevan por todos los ingredientes de la comedia romántica pura y clásica (y previsible tanto en su desenlace como en muchos detalles) de torpedear una boda, con el aliciente de una situación geo-política muy especial que es carne de parodia, y que aquí se explota con un humor localista pero completamente cómplice y atinado en su sarcasmo y descaro (yo describo lo que experimenté y lo que la sala entera vivió).
La cinta fluye deliciosamente, Martínez-Lázaro no se alarga en ninguna situación con vacuidad y los acontecimientos ya sean de humor o de romanticismo se suceden con total precisión y sin un solo punto muerto (en ocasiones, en el primer tercio que precede a la visita de Rafa a Catalunya, parece que "8 apellidos catalanes" es más un trailer). El ritmo de Martínez-Lázaro en "8 apellidos catalanes" es siempre vivaz y evolutivo sin dejar respiro al espectador durante la trama. La realización de Martínez-Lázaro a la hora de escoger encuadres, movimientos de cámara y transiciones es... correcta sin más (el director pudo imprimir algo más de ingenio y de sello personal para elevar al conjunto, pero opta por una realización que, aunque solvente, no es en absoluto reseñable). Y la puesta en escena, aun con su modestia cuida muy bien su vestuario y escenarios (aunque tampoco es una puesta en escena notable y memorable)
Y es Martínez-Lázaro trata a "8 apellidos catalanes" más como un film de corte teatral, en el que el corazón de reside en el guión y el buen hacer de sus intérpretes, elementos que sí presumen de distinción para regocijo del espectador.
"8 apellidos catalanes" lega el peso a sus salidas de humor (algunas más acertadas que otras (no estamos ante el total acierto de "8 apellidos vascos"), pues si bien hay mucha risotada agradecida y jolgorio disfrutable... también hay otros gags desatinados (menos que los acertados) que dejan con cara de poker) y, durante el desarrollo del enredo cargado de males entendidos, engaños, disimulos, postureos y demás, por lo general el libreto cuida muy bien los detalles de humor con lucidez, chispa y agudeza: Los personajes llegan a varios segundos de sutil y sagaz absurdez (el de Romero se lleva la palma, atención a la conversación final de discriminación racial que tiene en una habitación de la masía con el personaje de Rovira... y la cara de éste), hay diálogos de puro sarcasmo (Rosa María Sardá es la genio a la hora de soltar esas frases sin despeinarse), y otros que se dejan llevar por prejuicios y acaba siendo (pretendidamente) papanatas (lo mismo con ciertas situaciones surrealistas como ese Koldo en la estación de Atocha de Madrid).
En fin a mí me ha encantado, me he reído a carcajada en varios puntos (con el resto de la sala de cine) con este humor que se ríe de los preuicios y de los delirios de grandeza (que acaban en el absurdo o en el surrealismo), he mantenido siempre la sonrisa cómplice con su localismo, y he podido disfrutar de unas interpretaciones de experimentados veteranos en su salsa (Elejalde, Machi y Sardá son media película y dejan en pañales a Claro Lago (a la que aun le queda por trabajar como actriz en los momentos dramáticos... al igual que a Berto Romero (el más flojo del reparto)), Rovira sigue aportando geniales miradas de "flipe" y funcionan como protagonista del metraje, pero el trío de veteranos sigue estando varios escalafones por encima).
La cinta cojea en la parte romántica "seria", que se denota forzadísima y demasiado tópica (Y Rovira y Lago, pareja en la realidad, no atinan tanto con su química en esos forzados momentos), y flojea en ciertas situaciones contadas.de enredos más típicos de comedia romántica nortamericana, pero cuando se deja llevar por el humor costumbrista... ahí es un triunfo.
Lo mejor: Sardá como...
Pues lo que yo viví con "8 apellidos catalanes" fue una ingente cantidad de ocurrente diversión, con numerosas carcajadas inevitables por toda la sala (y con algún que otro estruendo ensordecedor de risas acumuladas... en cierto momento protagonizado por Carmen Machi y Rosa María Sardá).
Cierto, "8 apellidos catalanes" no es tan tan TAN ingeniosa e inspirada como "Ocho apellidos vascos". Pero aun así mantiene un grandísimo nivel de humor durante sus minutos, en los que jamás se aparta la sonrisa cómplice, las risas son numerosas y complacientes, y varios de sus gags quedan en la memoria para que el espectador pueda divertirse de nuevo al rememorarlas.
La verdad es que esperaba algo muchísimo peor tras observar lo mal que ha sido recibida por ciertos críticos (tal vez lo que sucede es que el listón a nivel de humor audaz y perspicaz estaba demasiado alto), no esperaba, ya no solo reírme casi tanto como en la primera entrega sino el quedarme con un gran y gustoso sabor de boca al salir de sala (esa sensación de haber visto una comedia con pedigrí con la que se ha disfrutado y mucho). Podría visionar varias veces "8 apellidos catales" y divertirme siempre (y deleitarme con ciertas interpretaciones (Sardá, Elejalde y Machi básicamente)).
"Ocho apellidos catalanes" nos lleva a un tiempo tras la ruptura entre el andaluz Rafa (Dani Rovira) y la vasca Amaia (Claro Lago). Cada uno hace su vida en su región, pero Rafa decide acudir a la boda de Amaia con un catalán (Berto Romero) a ver si puede reconquistar a su amada antes de que diga el "sí quiero". La boda se prepara en un pueblo catalán tierra de la yaya (Rosa María Sardá) del novio; una mujer rica con el deseo de ver a su región independizada. Así pues a la yaya le montan un mundo de fantasía con una Catalunya independiente para que esté contenta.
Así que en "8 apellidos catalanes" nos encontramos con los preparativos de una boda que nos llevan por todos los ingredientes de la comedia romántica pura y clásica (y previsible tanto en su desenlace como en muchos detalles) de torpedear una boda, con el aliciente de una situación geo-política muy especial que es carne de parodia, y que aquí se explota con un humor localista pero completamente cómplice y atinado en su sarcasmo y descaro (yo describo lo que experimenté y lo que la sala entera vivió).
La cinta fluye deliciosamente, Martínez-Lázaro no se alarga en ninguna situación con vacuidad y los acontecimientos ya sean de humor o de romanticismo se suceden con total precisión y sin un solo punto muerto (en ocasiones, en el primer tercio que precede a la visita de Rafa a Catalunya, parece que "8 apellidos catalanes" es más un trailer). El ritmo de Martínez-Lázaro en "8 apellidos catalanes" es siempre vivaz y evolutivo sin dejar respiro al espectador durante la trama. La realización de Martínez-Lázaro a la hora de escoger encuadres, movimientos de cámara y transiciones es... correcta sin más (el director pudo imprimir algo más de ingenio y de sello personal para elevar al conjunto, pero opta por una realización que, aunque solvente, no es en absoluto reseñable). Y la puesta en escena, aun con su modestia cuida muy bien su vestuario y escenarios (aunque tampoco es una puesta en escena notable y memorable)
Y es Martínez-Lázaro trata a "8 apellidos catalanes" más como un film de corte teatral, en el que el corazón de reside en el guión y el buen hacer de sus intérpretes, elementos que sí presumen de distinción para regocijo del espectador.
"8 apellidos catalanes" lega el peso a sus salidas de humor (algunas más acertadas que otras (no estamos ante el total acierto de "8 apellidos vascos"), pues si bien hay mucha risotada agradecida y jolgorio disfrutable... también hay otros gags desatinados (menos que los acertados) que dejan con cara de poker) y, durante el desarrollo del enredo cargado de males entendidos, engaños, disimulos, postureos y demás, por lo general el libreto cuida muy bien los detalles de humor con lucidez, chispa y agudeza: Los personajes llegan a varios segundos de sutil y sagaz absurdez (el de Romero se lleva la palma, atención a la conversación final de discriminación racial que tiene en una habitación de la masía con el personaje de Rovira... y la cara de éste), hay diálogos de puro sarcasmo (Rosa María Sardá es la genio a la hora de soltar esas frases sin despeinarse), y otros que se dejan llevar por prejuicios y acaba siendo (pretendidamente) papanatas (lo mismo con ciertas situaciones surrealistas como ese Koldo en la estación de Atocha de Madrid).
En fin a mí me ha encantado, me he reído a carcajada en varios puntos (con el resto de la sala de cine) con este humor que se ríe de los preuicios y de los delirios de grandeza (que acaban en el absurdo o en el surrealismo), he mantenido siempre la sonrisa cómplice con su localismo, y he podido disfrutar de unas interpretaciones de experimentados veteranos en su salsa (Elejalde, Machi y Sardá son media película y dejan en pañales a Claro Lago (a la que aun le queda por trabajar como actriz en los momentos dramáticos... al igual que a Berto Romero (el más flojo del reparto)), Rovira sigue aportando geniales miradas de "flipe" y funcionan como protagonista del metraje, pero el trío de veteranos sigue estando varios escalafones por encima).
La cinta cojea en la parte romántica "seria", que se denota forzadísima y demasiado tópica (Y Rovira y Lago, pareja en la realidad, no atinan tanto con su química en esos forzados momentos), y flojea en ciertas situaciones contadas.de enredos más típicos de comedia romántica nortamericana, pero cuando se deja llevar por el humor costumbrista... ahí es un triunfo.
Lo mejor: Sardá como...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
... esa abuela nacionalista catalana. Su personaje es un tanto desdibujado, pero la actriz saca petróleo de su papel con ciertos tonos de molestia en sus preguntas y demás, y acaba siendo el titular del film y su gran baluarte con su enorme presencia y aportación (es todo un regalo para el metraje cada vez que aparece en pantalla (pues el empaque de la cinta se eleva) y más aun que la actriz catalana apenas se prodiga por la pantalla debido a una cruel enfermedad, porque ya tiene 2 Goyas que si no... ya lo tendría asegura con esta "yaya"). Karra Elejalde que no pierde ni un ápice de la esencia de su inigualable Koldo y que también deja grandes momentos y eleva al metraje. Carmen Machi, quizás la menos destacada de este trío y con un personaje algo menos relevante al resto (y mucho menos relevante que el que tuvo en "Ocho apellidos vascos") que también saca oro de su personaje. El guión y el nivel de humor que mantiene con muchísimas situaciones de sabroso ingenio humorístico. Ciertos gags, en especial:
- Sardá: "Me gusta dejarme el pelo a lo "garçon", ¿vous parle francais?"
- Machi: "Yes, of course"
No sé en otros lugares, pero desde luego el estruendo que se oyó en la sala de risas se me va a quedar grabado por mucho tiempo.
- Cuando la "wedding planner" esconde dentro de un bar a todos "los que se sienten españoles" y dentro se ponen todos ciegos de jamón
- La pesadilla de la yaya (Sardá) con Monsterrat Caballé cantando "Paquito, el chocolatero".
- La Guardia Civil pasándose del pueblo "independentista" y con pereza por regresar al lugar.
- Cuando a la "wedding planner" catalana empieza a salirle el acento gallego puro de Cangas de Morrazo.
- Cuando Koldo (Errejalde) se niega a bajarse del tren para hacer trasbordo en Madrid ("¡yo no piso Madrid!") y la que lía para ir de un tren a otro.
- Cuando Koldo se pone a dar palmas en un tablao.
- Cuando Koldo mueve el bolardo que separa Euskadi con Castilla y León para que su hijo "no nazca español".
- Cuando Koldo le lee a Rafa el poema que ha escrito ("contigo rojo como un salmonete" xD).
- Rafa (Rovira) intentando sobornar absurdamente a un Mosso con un billete de 10€.
- Cuando los amigos de Rafa entran en el bar del pueblo donde están escondidos los "unionistes".
- Ese pueblo lleno de actores "independentistas" para la boda que dejan de actuar en cierto momento del metraje
Que, a pesar de ciertas malas críticas, el film presume de que el espectador ale con tan buen gusto que repite visionado (las cifras de taquilla obtenidas en taquilla no se explican ni conciben de otra manera).
Lo peor: Los momentos de ñoñería romántica muy forzada, pueril y previsible (ni a los actores se les ve cómodos en ellas). Clara Lago (ha hecho interpretaciones mejores que ésta que nos ocupa). No todas sus gracias y salidas costumbristas son atinadas (la de los castellers no tiene ni pizca de gracia).
- Sardá: "Me gusta dejarme el pelo a lo "garçon", ¿vous parle francais?"
- Machi: "Yes, of course"
No sé en otros lugares, pero desde luego el estruendo que se oyó en la sala de risas se me va a quedar grabado por mucho tiempo.
- Cuando la "wedding planner" esconde dentro de un bar a todos "los que se sienten españoles" y dentro se ponen todos ciegos de jamón
- La pesadilla de la yaya (Sardá) con Monsterrat Caballé cantando "Paquito, el chocolatero".
- La Guardia Civil pasándose del pueblo "independentista" y con pereza por regresar al lugar.
- Cuando a la "wedding planner" catalana empieza a salirle el acento gallego puro de Cangas de Morrazo.
- Cuando Koldo (Errejalde) se niega a bajarse del tren para hacer trasbordo en Madrid ("¡yo no piso Madrid!") y la que lía para ir de un tren a otro.
- Cuando Koldo se pone a dar palmas en un tablao.
- Cuando Koldo mueve el bolardo que separa Euskadi con Castilla y León para que su hijo "no nazca español".
- Cuando Koldo le lee a Rafa el poema que ha escrito ("contigo rojo como un salmonete" xD).
- Rafa (Rovira) intentando sobornar absurdamente a un Mosso con un billete de 10€.
- Cuando los amigos de Rafa entran en el bar del pueblo donde están escondidos los "unionistes".
- Ese pueblo lleno de actores "independentistas" para la boda que dejan de actuar en cierto momento del metraje
Que, a pesar de ciertas malas críticas, el film presume de que el espectador ale con tan buen gusto que repite visionado (las cifras de taquilla obtenidas en taquilla no se explican ni conciben de otra manera).
Lo peor: Los momentos de ñoñería romántica muy forzada, pueril y previsible (ni a los actores se les ve cómodos en ellas). Clara Lago (ha hecho interpretaciones mejores que ésta que nos ocupa). No todas sus gracias y salidas costumbristas son atinadas (la de los castellers no tiene ni pizca de gracia).