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España España · Marte
Voto de Gort:
10
Intriga. Thriller. Cine negro Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el padre de Alicia Huberman, un espía nazi, es condenado por traición contra los Estados Unidos. Después del juicio, Alicia da una fiesta en la que aparece un apuesto desconocido llamado Devlin. Se trata de un agente de los servicios de Inteligencia que reclama su colaboración para atrapar a Alexander Sebastian, el cerebro de los nazis en Brasil. Al principio se muestra reacia, pero finalmente ... [+]
13 de octubre de 2008
24 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
1.

Si yo fuera una de las piezas del ajedrez, un peón, un alfil, el mismísimo rey, ¿podría llegar al jugador?
Distinto de todas ellas, inasequible al fragor de las escaramuzas que se llevan a cabo en uno u otro flanco, él es todas las piezas, sus movimientos, el límite del tablero, el color de los escaques…

Tampoco cuando sueño alcanzo al soñador –yo mismo-, y angustiado persigo la voz que me llama, y los negros ojos se me hacen inquietantes. Pero no son ellos, es el fondo más allá de ellos.

Y si por casualidad tuviera que fingir, guardar las apariencias ante otra persona, ¿no serían mis intenciones inabordables para el engañado, un misterio insospechado yacería bajo mi rostro amable?

2.

Alicia Huberman vive un sueño en la terraza de un apartamento de Río, un idilio amoroso de palmeras y sosegada playa al fondo. Cuando llega la noche, en esa misma terraza, el sueño se torna en embrión de pesadilla, en vago presentimiento de catástrofe.

Él guarda la clave que transmuta la sustancia onírica. Viéndola tan feliz, demora la transmisión de la mala noticia, desea no darla. Se apoya contra la pared mientras ella habla sobre los preparativos de la cena, y pronuncia las funestas palabras.

Su presencia, su rostro rotundo y meridiano, su mentón partido, el tono sosegado de su voz, que antes habían constituido la delicia, son ahora la forma de la pesadilla. Son la pesadilla. Son lo notorio (‘Notorious’), lo evidente, lo significativo.


3.

No es tanta la distancia, en vano se ausculta la lejanía. Es sólo que a quien se busca está bien escondido, camuflado en la superficie.
El hacedor suprime las diferencias, identifica el fondo con la forma: la esencia de la obra no es ajena a los elementos que la constituyen, es los propios elementos en su más mínimo detalle. La anilla de la taza de café, los dientes de la sierra de la llave, las facciones de la bella Bergman son el hacedor.
No debe confundirse, eso sí, a éste con la persona física cuyo nombre firma la película (en clarividente percepción de la naturaleza de su quehacer el Sr. Hitchcock se imagina dentro de la obra –en la fiesta en la mansión, ¿qué tal tomando una copa de champagne?- avisando, así, de forma inteligente y burlona). Es la obra quien se hace a sí misma, quien desde un fondo inaprensible, caótico, al que no se le puede dar forma, se presenta como las luces y sombras de la imagen. Lo único que hacemos nosotros es responder a su llamada, actuar como medio (‘médium’). No otra cosa es el empeño secular de la creación humana.


4.

‘Notorious’, ‘Vertigo’, ‘Rear Window’, ‘Psycho’… la puerta queda abierta para que se escape la imagen, para que otros le den carta de independencia liberándola de lo que no es ella (guión, personajes, etc.).
Gort
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