Estamos ante una obra curiosa, con un gran potencial, en cuanto al asunto del que parten el argumento y el guión, y en cuanto a la pareja protagonista. "Los últimos guerreros" es un "neo-western" que quiere ser un "western", por lo que plantea la existencia, a fines del siglo XX y en una remota región montañosa del estado estadounidense de Montana, de una tribu de indios cheyenes completamente ajenos a la tecnificada y sofisticada civilización occidental y blanca, y que viven como vivían todos los amerindios norteamericanos antes de su sometimiento al gobierno de los EE.UU. Es decir, libres y salvajes, y libres de cualquier proceso de aculturación y/o asimilación.

La historia bascula entre la aventura, la utopía social y antropológica, y la nostalgia pura y dura. Pese al buen hacer de Tom Berenger y Barbara Hershey, y las grandes posibilidades de la historia, el conjunto flaquea debido a una dirección algo plana, como de telefilm, al abuso de planos de paisajes grandiosos, y a la excesiva idealización desde la que se enfoca la cultura amerindia norteamericana. Por otro lado, las trazas con las que se define al personaje de Berenger, es decir, un hombre hundido moralmente en busca de su redención, son demasiado tópicas, están demasiado vistas. Y la cabalgada de Berenger en el pueblo, perseguido por el "sheriff" -que encima es su cuñado- y sus ayudantes, así como la visión de un avión en el cielo, parecen citas -no demasiado originales- de otro "neowestern", éste mucho más valioso, "Los valientes andan solos" (Lonely are the Brave, 1962), de David Miller. Pese a todo, es una película interesante, que merece ser vista.