En los ambientes en los que impera el mundo de la droga la razón y la sensatez ni están ni se las espera, la falta de cultura, la marginalidad o incluso la desesperación de haber perdido el control de la propia vida son el abono ideal para visitar el mas allá … la muerte en vida.

Yann Demange centra su película en el Detroit de los años 80 en el que el mercado floreciente de la droga proporcionaba pingües beneficios a los vendedores y devastaba las vidas de los consumidores.

El guion comienza bastante bien pero según avanza la película se deshincha como un globo pinchado.

Lo mejor la fuerza interpretativa del polifacético Matthew MacConaughey siempre muy convincente en sus papeles.