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Antigua y Barbuda Antigua y Barbuda · Una criatura
Voto de Herr Jasper:
4
Comedia. Acción Dave Skylark (James Franco), presentador de un conocido programa de entrevistas, y el productor Aaron Rapoport (Seth Rogen) consiguen una entrevista exclusiva con Kim Jong-Un, dictador de Corea del Norte. La CIA les pide entonces que aprovechen la ocasión para asesinar al déspota, pero Dave y Aaron no son precisamente las personas más cualificadas para perpetrar un magnicidio. (FILMAFFINITY)
27 de diciembre de 2014
27 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
De los lemas del Brave New World, sin duda. Libertad para. Derecho de. Todo eso. Lo que no parcemos entender es que si concedemos derechos a chotearnos del personal, tarde o temprano el personal se arrogará el derecho de chotearse de nosotros. Y entonces empiezan los líos.

En la era de la información, ahora más que nunca, la actualidad es efímera y liviana como un tuit o el pedo de una mosca cojonera, que como se disipa enseguida, el tufo nunca se queda lo suficiente para provocar la arcada. En 2014 hemos visto cómo moría la gente por hacerse fotos con el móvil. Poco les faltó a cinco que hicieron la gracia en un balcón en Sitges y se despeñaron a gusto. También en los Oscar se hacían selfies. Lo más destacado de la gala de este año fue que los ganadores de uno de los premios se arrejuntaron para echarse una foto.

La gente también se echó cubos de agua helada encima para promover una campaña de recaudación para los afectados por la esclerosis lateral amitrófica. También un montón de valientes se hicieron fotos comiendo plátanos (o haciendo como que se los comían) para protestar porque a Dani Alves le tiraron uno en un estadio de fútbol. En la era de las campañas solidarias, las foticos y los hashtags, ni siquiera Michelle Obama pudo resistir la tentación de salir en la foto.

Europa también camina con firmeza hacia la idiocia, como demuestra el premio a la mejor canción otorgado a Conchita Wurst, que no sé yo cómo canta pero que sale muy bien en las fotos y da mucho juego a los que se dedican al parloteo de salón. Gente que también tiene hijos y que sueña con volcar toda su enseñanza vital en ellos. Este año aumentó espectacularmente el registro de niños con nombre de personajes de la serie Juego de Tronos.

En España estuvimos sin duda en la cresta de la ola, liderando el cambio evolutivo. La procesión del coño insumiso, en la que simpáticas integristas pasean una pepitilla gigantesca por las calles de Sevilla, inundó de buen gusto y tolerancia religiosa las calles de la capital andaluza. Y un turista patrio se desnudó en mitad del museo Ufizzi para tirarse flores delante de la Venus de Botticelli.

La gente se siente bien haciendo tonterías, y hoy más que nunca, reclama su derecho a hacerlas, e incluso trata de buscar un propósito noble, una causa que lo justifique. Ser víctima está de moda. Lo que parece que no acaba de cuajar es el concepto de reciprocidad. Seguro que este tema les suena, así que simplemente les guiñaré un ojo porque todos sabemos qué parte brilla por su ausencia en la ecuación de la libertad que el sistema nos mete por el gaznate cada vez que nos pilla echando un vistazo a una pantalla.

Reflexionando, uno no puede evitar pensar que tal vez en otro contexto, en lugar de un atentado contra la sacrosanta libertad y el derecho a hacer comedias chorras donde los tontos son siempre los de la acera de enfrente, este incidente se podría haber interpretado como una bofetada en la cara a la industria cinematográfica norteamericana por mostrar desde siempre al enemigo geopolítico de turno como un idiota (cuando no a un país entero) so pretexto de hacer una comedia "rompedora".

¿La película? Su premisa es ofensiva a todas luces, y maldita la gracia que le haría a cualquier norcoreano. Son gracietas manidas que en otra época hubieran provocado graves ataques de verguenza ajena en lugar de carcajadas.

Curiosamente, a mí lo que me hace gracia es que, por una vez, los que se descojonen sean otros. Pregúntele usted a los rusos, o a los iraquíes, si les gusta aparecer cada dos por tres como malos e idiotas en las pelis de Hollywood, a ver qué le dicen.
Herr Jasper
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