Media votos
7,3
Votos
707
Críticas
5
Listas
3
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Davidovix21:
9
![](https://filmaffinity.com/images/myratings/9.png)
8,2
148 374
Drama
Walt Kowalski (Clint Eastwood), un veterano de la guerra de Corea (1950-1953), es un obrero jubilado del sector del automóvil que ha enviudado recientemente. Su máxima pasión es cuidar de su más preciado tesoro: un coche Gran Torino de 1972. Es un hombre inflexible y cascarrabias, al que le cuesta trabajo asimilar los cambios que se producen a su alrededor, especialmente la llegada de multitud de inmigrantes asiáticos a su barrio. Sin ... [+]
23 de agosto de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadie nace odiando ni con prejuicios: eso es algo que vamos adquiriendo de nuestro entorno a lo largo de los años.
Aquí Clint Eastwood representa el resultado de toda una vida en contacto con esas ideas inculcadas sobre las personas que no pertenecen a tu misma cultura: son raras, no quieren adaptarse a la sociedad, no se relacionan... y no son de fiar.
Sin embargo, a lo largo de la película el viejo gruñón se va dando cuenta, con ayuda de Sue y Thao, del gran error que es hacer generalizaciones:
"God, I've got more in common with these gooks than I do with my own spoilt rotten family" (Dios, tengo más cosas en común con estos amarillos que con mi propia familia echada a perder).
La cultura a la que esté expuesta una persona influye en ella, pero cada uno realiza su propio camino: su procedencia no tiene importancia a la hora de que se convierta o no en un ser querido. Y esto es lo que el prejuicioso señor Kowalski y nosotros vemos durante la segunda mitad de la película, pues esos nuevos vecinos que inicialmente no parecían buenas personas han pasado a formar parte de nuestras vidas y, si les hacen daño, a nosotros también nos duele.
Y con esto llegamos al soberbio desenlace en el que, con las emociones a flor de piel, la película asciende a la categoría de arte.
Aquí Clint Eastwood representa el resultado de toda una vida en contacto con esas ideas inculcadas sobre las personas que no pertenecen a tu misma cultura: son raras, no quieren adaptarse a la sociedad, no se relacionan... y no son de fiar.
Sin embargo, a lo largo de la película el viejo gruñón se va dando cuenta, con ayuda de Sue y Thao, del gran error que es hacer generalizaciones:
"God, I've got more in common with these gooks than I do with my own spoilt rotten family" (Dios, tengo más cosas en común con estos amarillos que con mi propia familia echada a perder).
La cultura a la que esté expuesta una persona influye en ella, pero cada uno realiza su propio camino: su procedencia no tiene importancia a la hora de que se convierta o no en un ser querido. Y esto es lo que el prejuicioso señor Kowalski y nosotros vemos durante la segunda mitad de la película, pues esos nuevos vecinos que inicialmente no parecían buenas personas han pasado a formar parte de nuestras vidas y, si les hacen daño, a nosotros también nos duele.
Y con esto llegamos al soberbio desenlace en el que, con las emociones a flor de piel, la película asciende a la categoría de arte.