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Voto de Benito Martínez del Baño:
7
2,9
297
Drama. Aventuras
Carlos Ayala es comandante del Ejército del Aire, instructor de la Academia General del Aire y miembro de la conocida Patrulla Águila, escuadrilla acrobática. Sólo hay una cosa que le apasiona y obsesiona: volar. El descubrimiento de un tumor cerebral que le podría apartar de su profesión trunca su vida. Carlos se va derrumbando y se convierte en una sombra de lo que había sido siempre: uno de los comandantes más carismáticos de la base. (FILMAFFINITY) [+]
1 de noviembre de 2022
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El experimentado realizador audiovisual, Carlos Gil, curtido especialmente en la dirección de series para televisión, dirige su segunda película para la pantalla grande, “Alas rotas” (2002) y como resultado consigue una película que no consigue alzar demasiado el vuelo, por no dejar bien sentadas las bases de un guión que flojea en algunos tramos del metraje.
El argumento gira en torno a Carlos Ayala (Fabio Fulco), un joven piloto de escuadrilla acrobática, comandante del Ejército del Aire y miembro de la prestigiosa Patrulla Águila de la que también forma parte su hermano Luis (Jorge Casalduero). Está casado con Laura (Ana Álvarez), de profesión médico forense, y la pareja tiene un hijo de corta edad. La vida de Carlos gira alrededor de su pasión por volar, que ocupa prácticamente todo su tiempo. Pero su existencia va a dar un vuelco, cuando le detectan un tumor cerebral, enfermedad cuyos síntomas comienzan a afectar tanto a su vida privada como a su profesión, de la que podría apartarle. Se ve afectado entonces por una fuerte depresión y, atormentado por las consecuencias de su dolencia, pone en la cuerda floja todas sus relaciones personales. La vida perfecta, personal y profesional, de Carlos se derrumba, y van a ser la familia y los compañeros de la Patrulla Águila quienes verán como Carlos, uno de los comandantes más carismáticos de la base militar, pero también un hombre atormentado e introvertido que no acepta su futuro, se va derrumbando y se convierte en una sombra de lo que había sido. Ellos también serán quienes le ayuden a volver a vivir.
El problema que se presenta la película para no ser entendida ni comprendida, entonces y hoy, es que se nos cuenta una historia humana en un escenario prácticamente desconocido para el espectador. Sería, quizás más cómodo, que la acción se hubiese podido desarrollar en la Guerra Civil, pero en eso radica precisamente el encanto de esta película, en romper, al menor intentar romper con la tradición cinematográfica de nuestro país y apostar por otro tipo de cine, un reto que, se nota, tanto su director, como el productor, aceptan con agrado.
En resumen, el personaje principal se entera de que los resultados de una pruebas médicas son que tiene un tumor cerebral, y el doctor le prohíbe volver a volar, algo que además de su pasión es su trabajo. El tema es perfecto para una película, pero no está resulto de forma convincente para la mayoría. El guión no ata todos los cabos y la actuaciones son algo flojas, con las excepciones de Ana Álvarez (como siempre) y del no siempre bien ponderado Jesús Cisneros. Sin olvidad, por supuesto, la maravillosa fotografía, que es de lo más destacable y sí está a la altura de lo que requiere una película de tamañas dimensiones, y corresponde al aragonés Julio Madurga Cruz, un respetado profesional, quizás no muy conocido por el gran público.
En cualquier caso, si tienen oportunidad de ver la película, no se la pierdan.
El argumento gira en torno a Carlos Ayala (Fabio Fulco), un joven piloto de escuadrilla acrobática, comandante del Ejército del Aire y miembro de la prestigiosa Patrulla Águila de la que también forma parte su hermano Luis (Jorge Casalduero). Está casado con Laura (Ana Álvarez), de profesión médico forense, y la pareja tiene un hijo de corta edad. La vida de Carlos gira alrededor de su pasión por volar, que ocupa prácticamente todo su tiempo. Pero su existencia va a dar un vuelco, cuando le detectan un tumor cerebral, enfermedad cuyos síntomas comienzan a afectar tanto a su vida privada como a su profesión, de la que podría apartarle. Se ve afectado entonces por una fuerte depresión y, atormentado por las consecuencias de su dolencia, pone en la cuerda floja todas sus relaciones personales. La vida perfecta, personal y profesional, de Carlos se derrumba, y van a ser la familia y los compañeros de la Patrulla Águila quienes verán como Carlos, uno de los comandantes más carismáticos de la base militar, pero también un hombre atormentado e introvertido que no acepta su futuro, se va derrumbando y se convierte en una sombra de lo que había sido. Ellos también serán quienes le ayuden a volver a vivir.
El problema que se presenta la película para no ser entendida ni comprendida, entonces y hoy, es que se nos cuenta una historia humana en un escenario prácticamente desconocido para el espectador. Sería, quizás más cómodo, que la acción se hubiese podido desarrollar en la Guerra Civil, pero en eso radica precisamente el encanto de esta película, en romper, al menor intentar romper con la tradición cinematográfica de nuestro país y apostar por otro tipo de cine, un reto que, se nota, tanto su director, como el productor, aceptan con agrado.
En resumen, el personaje principal se entera de que los resultados de una pruebas médicas son que tiene un tumor cerebral, y el doctor le prohíbe volver a volar, algo que además de su pasión es su trabajo. El tema es perfecto para una película, pero no está resulto de forma convincente para la mayoría. El guión no ata todos los cabos y la actuaciones son algo flojas, con las excepciones de Ana Álvarez (como siempre) y del no siempre bien ponderado Jesús Cisneros. Sin olvidad, por supuesto, la maravillosa fotografía, que es de lo más destacable y sí está a la altura de lo que requiere una película de tamañas dimensiones, y corresponde al aragonés Julio Madurga Cruz, un respetado profesional, quizás no muy conocido por el gran público.
En cualquier caso, si tienen oportunidad de ver la película, no se la pierdan.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Lo Mejor: con la espectacularidad y vistosidad de la Patrulla Águila y todo su entorno militar y el descubrimiento como actor del popular disc-jockey y locutor radiofónico, también comentarista de Eurovisión, Tony Aguilar, que emprende uno de los personajes más entrañables de la patrulla. Y, destacable también es la participación de Jorge Hevia, entonces Director General de Relaciones Institucionales del Ministerio de Defensa, participando en la película con un pequeño papel.
Lo Peor: la película, por culpa del guión, no ha resistido bien el paso del tiempo, a pesar de combinar la fuerza y espectacularidad de las imágenes con una potente historia de contenido humano
Lo Peor: la película, por culpa del guión, no ha resistido bien el paso del tiempo, a pesar de combinar la fuerza y espectacularidad de las imágenes con una potente historia de contenido humano