Entiendo, comprendo y hasta aplaudo el disfrute de las buenas gentes anglosajonas ante una festividad tan señalada para ellos como es Halloween, y que quieren que les diga, hasta la aparición de esta película y quizá a causa del aislamiento patrio con respecto a costumbres extranjeras, me confieso era un absoluto desconocedor de al parecer tan señalada y mítica fiesta (tampoco es que ahora sepa mucho, ni putas ganas), pese a lo cual o quizá a causa de ello disfrute como un enano con la presentación en sociedad del bueno de Michael Myers en esta película, la magnífica e inquietante atmosfera de que está preñada y el hecho de haberla saboreado en un contexto tanto cinematográfico como social en el que una cinta de estas características de verdad asustaba y te hacía ver la fiesta de Halloween como algo realmente inquietante y amenazador.
En resumen que pese a traérmela al pairo la fiesta que da el titulo a esta joyita, parecerme todo un triunfo por parte de quien o quienes que sean los responsables haberla hecho arraigar en determinados segmentos de la población patria y haber acabado harto de tanto “yuppie, es Halloween”, ¡fiesta!, ¡fiesta!, sigo teniendo a esta que nos ocupa como una de las 2 o 3 mejores películas de John Carpenter, referencia indiscutible en cuanto a crear una excelente y aterradora atmosfera y la película que me hizo descubrir a ese animal cinematográfico, aparte de bellísima y divertida mujer, llamada Jamie Lee Curtis.