Una cría de cocodrilo que se había comprado un chaval es arrojada a la la taza del wáter por el padre de este, harto de que le ensuciara la casa, yendo a parar a las alcantarillas de Chicago, donde debido a un vertido de hormonas del crecimiento, arrojado a las mismas de tapadillo por una empresa cárnica, alcanza cinco veces (por lo menos), lo que sería su tamaño normal, convirtiéndose en un bicho monstruoso que sale a la superficie sembrando el terror, tras haberse merendado a alguno que otro por el subsuelo (Robert Foster , cuando esta investigando por las alcantarillas, escapa de milagro al encontrarse al bicho, mientras este se zampa a su joven compañero), y encontrándose a un experto y socarrón cazador (Henry Silva) que junto con la policía tratan de aniquilarle.
Las andanzas del bicho por la ciudad, son un antecedente de Host y las escenas de sangre están bien rodadas y mostradas, con esa lúdica atmosfera políticamente incorrecta inherente a este tipo de película en los 80 (se nos muestra como si tal cosa, como se come a un niño al caer este a una piscina, cuando se encontraba jugando con otros niños, donde se había escondido el bicho de marras).
Recomendable.