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Voto de mnemea:
8
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Thriller. Drama
Bernie Lootz es el tipo más desgraciado de Las Vegas. Todo lo que toca lo arruina, incluyendo su matrimonio y la relación con su hijo. Algunos años antes, Bernie había sido un jugador lleno de deudas, especialmente una muy considerable en el Shangri-la, el casino de Shelly Kaplow. Cuando no pudo pagar, Shelly le salvó la vida, saldando sus cuentas pendientes, pero también le destrozó una rodilla y lo obligó a trabajar en el Shangri-la ... [+]
19 de julio de 2009
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bienvenidos a la calle Melancolía, angosta, estrecha, oscura, que cruza la avenida Soledad en su zona más amplia y deshabitada. Por ella circula un autobús, que va repartiendo la suerte en cada parada, puede ser la buena, puede apearse la mala, al fin y al cabo será suerte lo que aparezca tras sus puertas, tan efímera como irreal, sólo se trata de un autobús vacío, son los ojos que miran desde fuera su interior los que deciden qué es lo próximo que saldrá de él.
La siguiente parada es tu vida, él ha decidido pasar sólo una vez a recoger a ese lejano pariente, que resultó ser un indeseable y por lo que ha elegido no volver por aquí nunca más.
Ahora ese hombre camina con una ligera falta de firmeza en su andar, hacia la caja de bombillas y ruidos, el hogar de la perdición humana, donde en cada mesa se apuestan monedas de ilusión y esperanza, se lanzan dados de trivialidad desde manos ambiciosas y el azar, con una escobilla de estadística, arrebata esas monedas plásticas que ahora parecen tener un aspecto tan falso porque él y su pariente se fijaron en ti.
Al hombre le comienza a llamar la Extrañeza, en un intento por hacerle sentir humano, tiene aspecto de mujer, otra persona que pasea por nuestra calle, dispuesta a cumplir todos tus deseos. El sexo no funciona, pero aún así comienza a ver con otros ojos al pariente, es más amigable, parece sonreír esta vez. Es un espejismo, en qué ciudad esta calle cruza con la calle Alegría, por aquí sólo se está de paso, aún queda mucho por recorrer y ni siquiera él sabe donde terminará el viaje.
Hoy hay tráfico, muchos coches se concentran aquí, el pasado, la familia, las mentiras, la cruda realidad que parece un taxi al que alguien ha pagado para que le persiga. Puede ver también a ese vagabundo que en otros tiempos se llamaba Amistad, y que ahora sólo le pide, con su aspecto lujoso, para tenerle amarrado sin preocuparse de saber si las monedas que le lanzaba eran deuda o compasión.
Por allí sigue, esta vez una idea la ronda, quiere salir de allí, algún otro lugar debe existir para personajes desdichados como ese.
La siguiente parada es tu vida, él ha decidido pasar sólo una vez a recoger a ese lejano pariente, que resultó ser un indeseable y por lo que ha elegido no volver por aquí nunca más.
Ahora ese hombre camina con una ligera falta de firmeza en su andar, hacia la caja de bombillas y ruidos, el hogar de la perdición humana, donde en cada mesa se apuestan monedas de ilusión y esperanza, se lanzan dados de trivialidad desde manos ambiciosas y el azar, con una escobilla de estadística, arrebata esas monedas plásticas que ahora parecen tener un aspecto tan falso porque él y su pariente se fijaron en ti.
Al hombre le comienza a llamar la Extrañeza, en un intento por hacerle sentir humano, tiene aspecto de mujer, otra persona que pasea por nuestra calle, dispuesta a cumplir todos tus deseos. El sexo no funciona, pero aún así comienza a ver con otros ojos al pariente, es más amigable, parece sonreír esta vez. Es un espejismo, en qué ciudad esta calle cruza con la calle Alegría, por aquí sólo se está de paso, aún queda mucho por recorrer y ni siquiera él sabe donde terminará el viaje.
Hoy hay tráfico, muchos coches se concentran aquí, el pasado, la familia, las mentiras, la cruda realidad que parece un taxi al que alguien ha pagado para que le persiga. Puede ver también a ese vagabundo que en otros tiempos se llamaba Amistad, y que ahora sólo le pide, con su aspecto lujoso, para tenerle amarrado sin preocuparse de saber si las monedas que le lanzaba eran deuda o compasión.
Por allí sigue, esta vez una idea la ronda, quiere salir de allí, algún otro lugar debe existir para personajes desdichados como ese.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Porque todo sale siempre al revés en este lugar, y aunque sus vecinos hablen con acento de traición, a ella la miró a los ojos y sin importar las serpientes que surgieran de su boca, pudo conocer su auténtico nombre, se llamaba Verdad y estaba dispuesta a seguirle, sin importarle la fama de su pariente más cercano.
Así que en plena desesperación, él decidió coger a ese pariente y plantarle cara, cambio de actitud, sus fichas eran de un valor más elevado que las de los demás jugadores, marcaban necesidad, superación.
Jugar al todo o nada atrae a estas calles la destrucción, la personal o la terrenal, ese hombre no sabe todavía cómo, pero destrozó las calles de este barrio infernal, dejó al pariente llamado Suerte abandonado entre los escombros, no se necesita ni la buena ni la mala si ves que el final del camino es un nuevo día, otro paseo por la calle Oportunidad, y a partir de ahora ella le llamará Respeto.
Antes le llamaban Perdedor, yo no quise escuchar, a mi me pareció Valiente, desde la primera vez que vi su nuca, mientras caminaba por esta, nuestra calle Melancolía, siempre unos pasos por detrás, muy próxima a él.
Así que en plena desesperación, él decidió coger a ese pariente y plantarle cara, cambio de actitud, sus fichas eran de un valor más elevado que las de los demás jugadores, marcaban necesidad, superación.
Jugar al todo o nada atrae a estas calles la destrucción, la personal o la terrenal, ese hombre no sabe todavía cómo, pero destrozó las calles de este barrio infernal, dejó al pariente llamado Suerte abandonado entre los escombros, no se necesita ni la buena ni la mala si ves que el final del camino es un nuevo día, otro paseo por la calle Oportunidad, y a partir de ahora ella le llamará Respeto.
Antes le llamaban Perdedor, yo no quise escuchar, a mi me pareció Valiente, desde la primera vez que vi su nuca, mientras caminaba por esta, nuestra calle Melancolía, siempre unos pasos por detrás, muy próxima a él.