Bergman se despidió del cine y lo hace con esta obra íntima de cámara, una película ciertamente tocada por la mano del genio, una obra delicada y sutil además de profunda y cruel.
Bergman se adentra una vez más en la mente del hombre, lo analiza y pone sus emociones en boca de estos actores, dos de ellos, Liv Ullmann y Erland Josephson, los cuales hicieron algunas de las más famosas escenas del cine de Bergman.
Cuatro actores y Bergman, eso será toda la película, una película que se adentra en el rencor y en el odio que las personas van cultivando a lo largo de los años.
Saraband resume ese cine íntimo que Bergman llevaba haciendo en los últimos años, esa frontera entre el cine y el teatro, esa reducción del cine a sus mínimos elementos, los diálogos y los actores.
Bergman repite temática, el odio y rencor que heredamos de nuestros padres, el odio en su estado más puro, así será Saraband, la relación entre padre e hija, hija y padre, padre con hijo y abuelo con nieta, Liv Ullmann hace su aparición y hará de juez y testigo de todos los actos, con una pequeña introducción, Ullmann será los ojos del espectador.
Esta última película de Bergman posee un carácter sereno, tranquila, apaciguado...a pesar de la tensión que fluye por las venas de estos personajes no se trasmite en la película, solamente en los sentimientos entre los actores.
Una obra maestra, la cual Bergman sabe tratar al detalle, en cada diálogo actuado y escrito, en cada movimiento mínimo de cámara y en cada silencio de los actores, cada mirada y cada movimiento.
Los sentimientos de rencor son extremos, el odio que muestra Bergman, es ese odio que no se puede esconder, en angustia o lloros, el odio guardado en los personajes saldrá.
Saraband fue la última película que el gran maestro sueco del cine nos legó, por desgracia aquí acabó su trayectoria, la cual firmó con elegancia con esta obra maestra que resume en parte el estilo de su cine.
Liv Ullmann, mi querida Ullmann vuelve al cine de Bergman tras un gran descanso, regresa mostrando el paso de los años y su experiencia en la vida se muestra en su cara a pesar de conservar esa dulzura en sus ojos.
Película dividida en partes como una suite de Bach, cada parte analizará las relaciones entre estos personajes con una música íntima como la película, Bergman nos invita a adentrarnos en la mente y corazones de estos personajes.