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Western. Aventuras
Texas. En 1868, tres años después de la guerra de Secesión, Ethan Edwards, un hombre solitario, vuelve derrotado a su hogar. La persecución de los comanches que han raptado a una de sus sobrinas se convertirá en un modo de vida para él y para Martin, un muchacho mestizo adoptado por su familia. (FILMAFFINITY)
26 de marzo de 2018
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo admiración por los críticos. Aprendo mucho de ellos, pero se aprende más de los artistas que de los críticos, y por eso amo a John Ford.
Las críticas desmitificadoras que otros usuarios han realizado de "Centauros del desierto" son ciertas, pero también erróneas. Quizá con un ejemplo fuera del cine se entienda mejor. Los evangelios que narran la vida de Jesús están llenos de imperfecciones, erratas, contradicciones,...etc, las cuales llamaron la atención de los críticos religiosos hace muchos siglos, pero no por ello han dejado de ser estudiados y transformar las vidas de algunas personas.
Quiero decir con esto que una cosa es la técnica y otra la inspiración. La técnica tiene que ver con la repetición y la artesanía, mientras la inspiración tiene que ver con las musas y con el corazón.
Centauros del desierto es corazón e inspiración. Si personas ajenas a la crítica la adoran es porque les dice y les inspira algo. Porque esas personas, el pueblo llano, vive el fondo de esta historia y la hace propia.
La esencia de esta película es la familia. Y la familia de familias que es la nación. Hoy la familia y la nación viven una crisis de identidad que se revela bien en que muchos de vosotros -los críticos de los que tanto aprendo- no han entendido lo nuclear de la película al pelearse con los detalles.
Los hombres, arrojados a la existencia, en su mayoría son llamados a una vocación que es la de formar una familia e intentar dejar este mundo un poco mejor de como se recibió. Hay un por tanto un esfuerzo familiar y un esfuerzo nacional.
Y de eso va la película, de la familia, mi querido Corleone, aunque tan pocos se hayan dado cuenta.
Las críticas desmitificadoras que otros usuarios han realizado de "Centauros del desierto" son ciertas, pero también erróneas. Quizá con un ejemplo fuera del cine se entienda mejor. Los evangelios que narran la vida de Jesús están llenos de imperfecciones, erratas, contradicciones,...etc, las cuales llamaron la atención de los críticos religiosos hace muchos siglos, pero no por ello han dejado de ser estudiados y transformar las vidas de algunas personas.
Quiero decir con esto que una cosa es la técnica y otra la inspiración. La técnica tiene que ver con la repetición y la artesanía, mientras la inspiración tiene que ver con las musas y con el corazón.
Centauros del desierto es corazón e inspiración. Si personas ajenas a la crítica la adoran es porque les dice y les inspira algo. Porque esas personas, el pueblo llano, vive el fondo de esta historia y la hace propia.
La esencia de esta película es la familia. Y la familia de familias que es la nación. Hoy la familia y la nación viven una crisis de identidad que se revela bien en que muchos de vosotros -los críticos de los que tanto aprendo- no han entendido lo nuclear de la película al pelearse con los detalles.
Los hombres, arrojados a la existencia, en su mayoría son llamados a una vocación que es la de formar una familia e intentar dejar este mundo un poco mejor de como se recibió. Hay un por tanto un esfuerzo familiar y un esfuerzo nacional.
Y de eso va la película, de la familia, mi querido Corleone, aunque tan pocos se hayan dado cuenta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
John Wayne, así empieza esta maravillosa historia, es un cuarentón fracasado porque su proyecto de familia con la persona amada ha resultado ser la esposa de su hermano, y porque su proyecto de nación tejana confederada ha sido vencida por la yankee. Y sabemos más. Que lo justo habría sido que hubiera ganado la guerra con el sur y que ella, que todavía le ama, hubiera sido la madre de sus hijos, pero el destino que juega con los hombre no lo quiso.
Y por eso, John Wayne es un vagabundo. Que se aleja de Texas y de la vergüenza de haber perdido la guerra, pero que vuele porque anhela su tierra. Que huye de la familia de su hermano porque ama su esposa, pero que regresa a ese hogar que tanto ama.
Y todo eso John Ford lo cuenta en dos frases y tres planos. Y eso, que la película todavía no ha empezado.
Y empieza la película. Con tragedia, pero ¡Qué tragedia!. Porque en el lejano Oeste americano es tierra de indios que como Ethan vagabundean, y queman haciendas, y matan seres queridos, y secuestran a los más indefensos, a una sobrina que no llega a los seis años.
Y el cuarentón fracasado de Ethan y un joven familiar mestizo se hacen centauros del desierto. Pasaran los años y los crudos inviernos persiguiendo a esa tribu india nómada con la esperanza de recobrar a la pequeña.
Ese joven familiar mestizo es también Ethan de joven. Vive su misma historia. Por buscar a la pequeña él también deja a una novia en su pueblo del gran estado de Tejas. Corre el riesgo de perder a su amada que lo espera y desespera por todos esos años. Y Ethan ve en el mestizo alguien que es de la familia pero que también es medio indio. De esa raza que le ha privado de lo que más quería y que se ha convertido ahora en lo que más odia. Y ama ,pero odia a ese mestizo que le ayuda y es familia.
Y luego, como todos ustedes saben, John Ford filma a la mitad de la película el regreso de los centauros a su pueblo de Tejas para recobrar fuerzas y reanudar la persecución. Y los espectadores se topan con que la novia del mestizo se está casando en el momento que regresan, y que va a repetirse la historia de Ethan en el mestizo.
Y todo esto filmando en unas maravillosas escenas costumbristas que avivan en nuestros corazones el amor por la familia y por la nación, la familia de familias allí reunidas para esa boda. Pero esta vez será diferente. Esa boda no se celebrará, pero los centauros proseguirán la persecución implacable que por tantos años llevan realizando.
Ese esa persecución, el odio de Ethan por los indios es vencido por el amor mayor a la familia. Al mestizo que tanto lo disgustaba lo hará heredero de sus bienes, es decir, le hará sentir que es de su familia.
Y el odio a la sobrina que busca porque la imagina india y a la que persigue para matarla, también el amor por la familia será más fuerte que su cultura india y amará a esa niña.
Y la recobrarán. Y el mestizo podrá fundar esa familia que no pudo tener Ethan. Y Ethan se va como vino. Con unos planos maravillosos. Se irá, pero sabemos que volverá. Porque la familia que le queda es más fuerte que él. Porque ama a Texas.
Y bueno. Sí, la película, como los evangelios, está plagado de errores, pero a quien coño le importan. Solo a los Judas. Si hoy tantos críticos no acaban de entender la película ni porque es una obra maestra es porque somos un poco Judas.
Y por eso, John Wayne es un vagabundo. Que se aleja de Texas y de la vergüenza de haber perdido la guerra, pero que vuele porque anhela su tierra. Que huye de la familia de su hermano porque ama su esposa, pero que regresa a ese hogar que tanto ama.
Y todo eso John Ford lo cuenta en dos frases y tres planos. Y eso, que la película todavía no ha empezado.
Y empieza la película. Con tragedia, pero ¡Qué tragedia!. Porque en el lejano Oeste americano es tierra de indios que como Ethan vagabundean, y queman haciendas, y matan seres queridos, y secuestran a los más indefensos, a una sobrina que no llega a los seis años.
Y el cuarentón fracasado de Ethan y un joven familiar mestizo se hacen centauros del desierto. Pasaran los años y los crudos inviernos persiguiendo a esa tribu india nómada con la esperanza de recobrar a la pequeña.
Ese joven familiar mestizo es también Ethan de joven. Vive su misma historia. Por buscar a la pequeña él también deja a una novia en su pueblo del gran estado de Tejas. Corre el riesgo de perder a su amada que lo espera y desespera por todos esos años. Y Ethan ve en el mestizo alguien que es de la familia pero que también es medio indio. De esa raza que le ha privado de lo que más quería y que se ha convertido ahora en lo que más odia. Y ama ,pero odia a ese mestizo que le ayuda y es familia.
Y luego, como todos ustedes saben, John Ford filma a la mitad de la película el regreso de los centauros a su pueblo de Tejas para recobrar fuerzas y reanudar la persecución. Y los espectadores se topan con que la novia del mestizo se está casando en el momento que regresan, y que va a repetirse la historia de Ethan en el mestizo.
Y todo esto filmando en unas maravillosas escenas costumbristas que avivan en nuestros corazones el amor por la familia y por la nación, la familia de familias allí reunidas para esa boda. Pero esta vez será diferente. Esa boda no se celebrará, pero los centauros proseguirán la persecución implacable que por tantos años llevan realizando.
Ese esa persecución, el odio de Ethan por los indios es vencido por el amor mayor a la familia. Al mestizo que tanto lo disgustaba lo hará heredero de sus bienes, es decir, le hará sentir que es de su familia.
Y el odio a la sobrina que busca porque la imagina india y a la que persigue para matarla, también el amor por la familia será más fuerte que su cultura india y amará a esa niña.
Y la recobrarán. Y el mestizo podrá fundar esa familia que no pudo tener Ethan. Y Ethan se va como vino. Con unos planos maravillosos. Se irá, pero sabemos que volverá. Porque la familia que le queda es más fuerte que él. Porque ama a Texas.
Y bueno. Sí, la película, como los evangelios, está plagado de errores, pero a quien coño le importan. Solo a los Judas. Si hoy tantos críticos no acaban de entender la película ni porque es una obra maestra es porque somos un poco Judas.