Duplicity es dos películas en una.
Por un lado, está la trama de espionaje, y ahí es donde más falla el guión de Tony Gilroy. Y no porque no sea ingenioso o no esté elaborado (cumple ambas cosas), sino porque es demasiado retorcido, enrevesado y tramposo. Es casi imposible para el espectador seguir todo lo que está pasando con tanta narrativa fragmentada, pantalla partida, saltos en el tiempo y línea temporal desordenada. Por establecer un paralelismo, el cine de Tarantino casi siempre hace lo mismo, pero el espectador no tiene problema para seguir la trama. Aquí, como decimos, es prácticamente imposible discernir entre lo que está sucediendo de verdad y lo que no, o conocer las verdaderas intenciones de los personajes, especialmente los secundarios, aunque la pareja protagonista también está envuelta en bastante confusión.
Y por otro lado, está la comedia romántica con Julia Roberts y Clive Owen, que da escenas maravillosas por lo puramente bien escritas que están por Gilroy, y por los dos monstruos que hay delante de la pantalla. Owen es un actor soberbio, carismático a más no poder, que igual vale para un roto que para un descosido, y el mejor James Bond que jamás será James Bond (lo que se ha perdido el mundo del cine, con todo respeto al gran Daniel Craig). Y Roberts, que siempre ha sido mucho, muchísimo más que "la novia de América", es una actriz virtuosa, cuando tiene un buen personaje entre manos (cosa que no siempre ocurre), y aquí lo tiene. La química entre ambos echa chispas y da momentos realmente memorables.
Descompensado thriller romántico de espías, entretenido pero desaprovechado y muy lioso.

Lo mejor: Clive Owen y Julia Roberts, una pareja excelsa a la que desearíamos ver junta en más ocasiones.
Lo peor: Es excesiva y ridículamente enrevesada.