Dentro del peculiar subgénero que es la comedia gamberra de jóvenes fiesteros y salidos, Malditos vecinos es una de las últimas adiciones al estilo.
La película de Nicholas Stoller (responsable de la notable Eternamente comprometidos) es salvaje, de humor bastante grueso, con multitud de chistes escatológicos o de dudoso gusto, y sin duda su humor emana de eso, del contraste entre tanta grosería y el pobre matrimonio que intenta llevar una vida normal con su hija recién nacida. Sorprende que, entre tanta fiesta y situación surrealista, Stoller apueste también por lanzar un mensaje más sensible, en pro del paso a la madurez y saber tomar decisiones adultas (ver el final y lo que hacen Mac y Kelly), y la verdad es que a la película le sienta muy bien ese contraste.
Sin duda, lo mejor es lo bien que están Rose Byrne y Zac Efron, dos intérpretes que han visto cómo combinar e incluso transformar su imagen inicial de héroes románticos y sex symbols con un talento innato para la comedia más gamberra, y les sienta a ambos fenomenal. Efron, especialmente, forma una soberbia pareja cómica con el excelente Dave Franco (hermano de James y, como aquel, un actorazo), como demuestra la tronchante escena en la que van haciendo rimas de lo más groseras como si tal cosa, y es que aquel chaval de pelo en plan casco que se dio a conocer como el sueño de todas las adolescentes del mundo en High School Musical ha demostrado ya de sobra ser un actor de primerísimo nivel, especialmente cuando toca la comedia, género para el que está especialmente dotado.
En definitiva, una película muy simpática, con toques muy divertidos y ese punto de ternura sobre la madurez y hacerse adulto que se agradece bastante, sobre todo cuando el espectador tiene a peinar ya algunas canas.

Lo mejor: Entretiene y divierte, sin duda, tiene un punto tierno que se agradece mucho, y Zac Efron, Rose Byrne y Dave Franco están superlativos.
Lo peor: Es lo que es, y tampoco es que provoque continuas carcajadas con su humor grueso, que no es para todo el mundo.