Mensaka es al cine español lo que Al salir de clase a las series. Es decir, una obra que, más allá de su calidad (ahora hablaremos de eso), tiene en su reparto a multitud de actrices y actores que, muy poco después, se convertirían en imprescindibles de nuestra cinematografía. Atención a la lista, que es casi interminable: Laia Marull, Lola Dueñas (en su debut en el cine), María Esteve, Adrià Collado, Tristán Ulloa, Gustavo Salmerón, Willy Toledo, Darío Paso, Ginés García Millán, etc. Todo caras conocidas y actores con carreras solventes, algunos todavía hoy y otros por lo menos en su día.
La mejor noticia es que, además de tener ese reparto, Salvador García Ruiz consigue hacer un retrato certero de los que eran veinteañeros a finales de los 90, una generación nacida junto con la democracia. Los personajes son creíbles, como un verdadero grupo de amigos, y sus andanzas laborales, familiares y sentimentales entretienen a la par que conmueven en cierta forma. Además, Luis Marías, adaptando la novela de Ángel Mañas, da en el clavo con la reflexión sobre los sueños no alcanzados, el paso a la madurez y, en definitiva, lo que cuesta ser adulto y asumir responsabilidades como tal.
No es maravillosa, desde luego, ni va a estar en ninguna lista de las mejores películas del cine español, pero si se la recuerda es por algo.

Lo mejor: Su reparto y la frescura que desprende.
Lo peor: No es una obra maestra.