El problema de Los amantes pasajeros es que, de haber sido un corto, como La concejala antropófaga, podría haber tenido un pase. Algo así ligerito, de 15 minutos, o 20 máximo, como un episodio muy loco ocurrido en un avión lleno de personajes de lo más curiosos, y podríamos habernos reído, incluso.
Pero no. Pedro Almodóvar se va hasta los 85 minutos, sin créditos, para contarnos... ¿qué? ¿De verdad hay una historia que vertebre esta colección de anécdotas a cada cual más vergonzosa? Es un intento de comedia, sí, pero comedia de la peor calaña, muy alejada de la maestría intocable de Mujeres al borde de un ataque de nervios (reconocida por el propio director de Volver como algo probablemente único e irrepetible en su filmografía), totalmente basta, chabacana y, como decimos, que roza la vergüenza ajena. Lo único que se medio salva es el desfile de intérpretes conocidísimos, la flor y la nata de diversas generaciones actorales de España, y muchos de ellos además veteranos de El Deseo, que se prestan al enredo con la mejor cara y con su mejor talento cómico, aunque poco pueden hacer.
Espantosa. La peor película de Almodóvar, probablemente, y eso que hay para elegir en los primeros compases de su filmografía, cuando todavía no era ni de lejos el autor de Dolor y gloria, Hable con ella o Todo sobre mi madre. .

Lo mejor: El desfile de actores y actrices conocidos.
Lo peor: ¿De qué película? ¿De verdad se nos está contando algo?