Vamos primero con lo malo.
Cabeza de metal no explica nada. Ni qué significa ese plano final (es decir, para quién y en qué circunstancias era lo que hay en la caja) ni cómo Bella ha llegado a esa situación. Sí, estamos en un futuro post-apocalíptico, pero... ¿por qué? ¿Quién ha puesto ahí esos "perros"? ¿En qué ha consistido la guerra y cuáles eran los bandos? Preguntas que quedan sin respuesta, y no ayudan a identificarse con la protagonista.
No obstante, la carrera por la supervivencia de Bella (excelente Maxine Peake) es adrenalítica, malsana y marcada por el sabor amargo que siempre tiene Black Mirror, y su lucha contra el "perro" es la mar de entretenida y angustiosa. Suficiente para ponerle un notable bien justo.