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Voto de Sibila de Delfos:
9
Drama Por primera vez en su vida, víctima de problemas cardiacos, Daniel Blake, carpintero inglés de 59 años, se ve obligado a acudir a la asistencia social. Sin embargo, a pesar de que el médico le ha prohibido trabajar, la administración le obliga a buscar un empleo si no desea recibir una sanción. En la oficina de empleo, Daniel se cruza con Katie, una madre soltera con dos niños. Prisioneros de la maraña administrativa actual de Gran ... [+]
4 de junio de 2019
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo, Daniel Blake es una de las mejores películas de la larga y laureada filmografía de Ken Loach, el gran retratista social del Reino Unido y sus miserias sociales (como Fernando León lo fue de España con Barrio, Los lunes al sol, Princesas, y en menor medida también Amador).
Hasta la fecha es la última película estrenada del autor de Mi nombre es Joe (aunque la próxima, Sorry we missed you, ya se ha visto en Cannes), y sin duda es una de las más brillantes colaboraciones entre el comprometido Loach y su colaborador de más confianza, Paul Laverty. No se puede entender al uno sin el otro. Loach y Laverty conforman una de las sociedades narrativas y cinematográficas más especiales del cine en las últimas décadas, se entienden a la perfección y se sirven el uno al otro en una simbiosis perfecta. En Yo, Daniel Blake cargan las tintas contra el terrible (por lo que vemos en pantalla) sistema laboral británico y la pesadilla burocrática que implica. Así, el protagonista homónimo se ve rápidamente desamparado por el sistema sanitario y por una serie de prácticas administrativas que, ligadas unas con otras, lo encierran en una pesadilla de la que es muy difícil salir. Las excelentes escenas con la coach laboral que se le asigna a Daniel son demoledoras, y en apenas unos pocos minutos ponen de relieve lo ridículas e irritantes que son muchas veces las cosas que tenemos que hacer para poder trabajar y vivir dignamente.
Además de la denuncia social (bandera del cine de Loach desde sus inicios), Laverty mejora también notablemente uno de los aspectos que quedaba quizá más cojo en otras películas del dúo, como La cuadrilla, como son las historias secundarias. Así, se nos presenta la relación entre Daniel y Katie, entrañable y conmovedora, casi paterno-filial, y que alcanza cimas espectaculares gracias al trabajo soberbio de Hayley Squires (quien mezcla perfectamente la vulnerabilidad y el coraje de su personaje) y por supuesto Dave Johns. En su debut en el cine (difícil de creer, viendo su dominio del tempo cinematográfico), este antiguo cómico compone un personaje excepcional con el que resulta muy fácil identificarse.
En definitiva, una de las mejores películas de Loach. Imprescindible.
Sibila de Delfos
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