Si Habana Blues no fuera tan mala, a estas alturas estaríamos hablando de un nuevo genio del cine español: Benito Zambrano.
Todo lo que le falta a la otra, solas lo tiene: emoción, emotividad, diálogos cuidados y sinceros (especialmente emocionante es el último entre Ana Frenández y Carlos Alvarez-Novoa) y, sobre todo, buenos actores. Entre una excelente María Galiana pre-Cuéntame y ese portento de transmisión de emociones que es Ana Fernández se comen la película entera. Muy pocas veces una película depende tanto de la capacidad de sus actrices protagonistas para contagiar al espectador el dolor, la angustia o la ira de unos personajes muy cercanos y creíbles. Pues así es el guión de Zambrano, sencillo y de andar por casa a más no poder. Después aparecen en papeles secundarios dos actores increíbles como Alvarez-Novoa y Antonio Dechent, en uno de sus escasos papeles amables.
Solas es, en definitiva, una película magnífica, real como la vida misma, que desde el principio hasta el final consigue que hagas tuyos los silencios de una madre y la poco ejemplar vida de su hija, solas en el mundo y en sus miserias. Como lo estamos todos.

Lo mejor: Los actores, destacando las dos protagonistas, María Galiana y Ana Fernández.
Lo peor: Nada.