No es fácil saber qué pretendía Jaime Chávarri con Besos para todos. Parece que, según sus propias palabras, quería hacer un homenaje al alboroto, y sin duda lo consigue.
El principal problema de la película es que casi parece más una de estas cintas de los años 60, en plan Landa o José Luis López Vázquez, o Pajares y Esteso, por su sabor cañí al 100% y una serie de tópicos, más que personajes, que hoy en día nos huelen a rancio que tira para atrás: ellos son inocentes, remilgados y bastante tontos; ellas, deslenguadas, experimentadas y bastante ligeritas de cascos, por decirlo finamente. Ni siquiera tiene la inteligencia de hacer una comedia de enredo al estilo Billy Wilder, pero claro, para eso habría que llegar al nivel del maestro, cosa imposible.
Se salva del suspenso total porque, dentro de sus carencias, aprovecha bien el talento de las actrices (atención a Beatriz Bergamín o Chusa Barbero), y muy especialmente de una Emma Suárez pletórica y una Pilar López de Ayala que borda el acento andaluz, en uno de los escasos roles cómicos que ha tenido la oportunidad de interpretar.
Bastante rancia y "española" en el peor sentido, pero quizás era justo lo que pretendía Chávarri.

Lo mejor: Emma Suárez y Pilar López de Ayala, siempre soberbias.
Lo peor: Los tópicos y el tono cañí.