Mediocre western, modesto en intenciones y resultados.

Una serie B genuino estadounidense, que cuenta no obstante con un buen elenco de "secundarios", entre los que se encuentran Coleen Gray, Leif Erickson, James Gleason y/o el siempre excelente Harry (Henry) Morgan.

En esta ocasión se trata de que el espectador se interese en todo momento por lo que está viendo, y la intriga la mantenga desde el comienzo hasta el final, con un clímax in-crescendo que le tenga subyugado. Vamos, digo yo. Pero no, ocurre que el guión es pobre y la dirección de Charles Haas bastante rutinaria, lo que le quita emoción e intensidad dramática.

La bonita fotografía y música de guitarra no pueden hacer desaparecer la sensación algo molesta de que se ha perdido un tanto el tiempo pues el resultado es de una medianía claramente superable a poco que el director hubiera sido otro.

Se puede pasar el ratillo pues aburrida no es, pero tampoco llena lo más mínimo y se olvida de la misma.

¡Ah! Y dejo para el final la sorpresa de la peli. Al menos sorpresa para mí, que desconocía el dato antes de ver la cinta. Y es que al comienzo de la misma, en una escena con el protagonista de apenas un minuto, sale nada menos que el gran (aquí casi debutante) Clint Eastwood. Alto y desgarbado, llevaba tan sólo un año en esto del cine.

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