"- Puedo ver tus protuberancias. Todo el mundo podrá verlos.
- Pechos, mamá. Se llaman pechos."

Vista dos veces en mi vida, la primera de ellas, en un estupendo cine de Bilbao (ahora no recuerdo cuál era, pero sí que era grande pues estaba a tope y tuvimos que subir a la platea...) en la época de su estreno.
Y el comentario que me inspiró su visión fue esta (lo escribí pasado un cierto tiempo):

"Interesante, amena y conseguida cinta de terror.
Es, desde luego, una de las mejores adaptaciones que se han hecho de las novelas de Stephen King.
Está muy bien realizada, y las interpretaciones son creíbles (soberbias Spacek y Laurie).
La atmósfera es envolvente y el clímax atrapa al espectador.
Su epílogo ya ha pasado a los anales de la historia cinematográfica y por ello copiado hasta la saciedad".

Vista de nuevo, por televisión, en febrero de 2021, más o menos pienso lo mismo, ya que el paso del tiempo no le ha hecho mucha mella en cuanto a calidad cinematográfica se refiere.
Sí que es cierto que no es lo mismo verla en el cine, en una gran pantalla, con las luces apagadas, que en televisión. Así, la larga escena, culmen del film, de la fiesta de graduación, en pantalla pequeña pierde mucha fuerza y aterroriza menos, amén de que ya el efecto sorpresa no existe.
Pero se sigue degustando como una buena adaptación de la novela de Stephen King y sigue teniendo la misma buena envergadura técnica que el primer día en cuanto a fotografía, puesta en escena e interpretaciones, sobre todo las de Sissy Spacek y Piper Laurie.
Me ha vuelto a gustar y no sólo por la fuerza de la nostalgia.

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