¿Existe mejor colofón para la típica historia de terror en una cabaña abandonada, que se abra un portal que nos transporte a la edad media y tengamos que luchar contra un ejército de muertos vivientes? Yo creo que no.

De todas formas, hablando de la calidad narrativa, “el ejército de las tinieblas” si bien es divertidísima, formalmente es peor película que “terroríficamente muertos”, sobre todo hasta que aparecen los esqueletos, porque resucitar unos esqueletos soluciona cualquier cosa; sino que se lo digan a “Jason y los argonautas”.

En esta entrega Raimi sube la apuesta del humor y baja el de la verosimilitud a tal nivel que ni siquiera importa ¿Qué dispara más de 20 veces con una escopeta de 2 cañones en una época en la cuál aún no existe Wallmart? ¿Que unos esqueletos resucitados sin pulmones se ponen a tocar la gaita? ¿Que a nadie le sorprenda que vuelva al trabajo con una mano metálica hecha por un herrero de la edad media? ¡Qué más da si es divertido!

A destacar la mejora de los chascarrillos de Ash (que han sido de bastante mala calidad durante las dos anteriores entregas), y la valentía de Raimi para subir la apuesta otra vez, trasmitiendo el mensaje de que “si se he hecho otra, es porque tengo algo nuevo que ofrecer”.

Chapó por una de las mejores trilogías que se han realizado nunca.