No sólo es la mejor de la trilogía (y la más larga también), sino que puede ser incluso la mejor película de la década. En su momento, las películas de El Señor de los Anillos llegaron a ser muy criticadas debido a su larga duración, sin embargo, si no hubiese sido así habrían sido del disgusto de Tolkien desde el más allá. Él, nos ha dejado algo que muy poco se llega a ver no sólo en el cine sino también en la literatura.

Peter Jackson concluye esta trilogía de manera épica y legendaria, mostrándonos efectos visuales de vértigo y una banda sonora espectacular, sin dejar de lado un concepto no muy notable pero de igual forma aceptable que son las actuaciones de los personajes, los cuales hacen que ésta película tenga momentos muy memorables, sin embargo la falta de Christopher Lee en la versión de cine le quita algo de fuerza, cosa que es perdonable dada la sencillez con la que se presentaba en la versión extendida, el resto del reparto hace que la película se alce por los cielos (y más la actuación de McKellen en lo personal). Tremendo montaje y edición de sonido, los cuales y de manera delicada componen lo mejor del séptimo arte de los últimos años, toda una joya que trascenderá por mucho.