Las películas "basada en hechos reales" nos resultan atractivas porque nos ayudan a dar veracidad a lo que estamos viendo. Pero he comprobado muchas veces que ese rótulo no es más que un aliciente para que nos acerquemos a la cartelera y saquemos el ticket.
En el caso de esta película no dudo de que los hechos en esencia ocurridos fueran tal como se describen. Pero la manera de contarlos la subjetiviza en extremo, y su intención de fondo condiciona la forma de toda ella.
Digo esto porque a pesar de que la película te parece terriblemente dura y de una denuncia no exagerada, me ha parecido que el guión es muy plano, al estilo de un documental, con lo que la película queda encorsetada en la mera denuncia, y en mi caso se queda corto el disfrute cinematográfico, pues me voy a la cama sin ninguna reflexión especial. No me gustan las gafas de pasta, pero a un film que habla de religión, sexo, poder, cárcel, ideologías, discriminación, etc., me gusta pedirle que ahonde en eso. Porque sino al final solo nos queda que estos o aquellos son muy malos, estas son muy pobrecitas, y no entendemos porque ese lugar estaba vigente en pleno 1995. En el cine de hoy abundan las películas que hablan de hechos crueles, parece que se trata siempre de superar ese listón, cuanto más explícito mejor, pero al final toda esa manera de enfocar la cinematografía se queda en un cierto "encefalograma plano" pues es un más de lo mismo, por terrible que sea. Eso sí, en "Las hermanas..."hay una emoción contenida, un sentimiento de impotencia que te envuelve, y que "te llena", para acabar pensando que no ha sido una mala película.
Estoy de acuerdo con quien dice que los personajes no evolucionan, prácticamente, al menos no se ve, aunque es cierto que el desenlace de la obra demuestra que sí lo hubo. Pero esta idea es un reflejo de lo que he explicado antes.
En definitiva, un 6 porque no aburre y se hace creíble la historia.